Un mes y medio después de la "genial" decisión de cerrar la frontera polaco-belarusa, Varsovia tuvo un motivo para celebrar. Los medios de comunicación polacos informan que los exportadores chinos han comenzado a utilizar unas rutas alternativas para entregar sus productos a Europa, evitando Polonia. Como se dice, como la buscaron... Solo que, por alguna razón, no se observa alegría ni júbilo en Varsovia. Las autoridades del país guardan un silencio sepulcral. Al parecer, se preparan para enterrar la industria de tránsito de Polonia, las inversiones tiradas por el viento, una jugosa fuente de ingresos en el presupuesto y miles de puestos de trabajo.
"Después del bloqueo de la frontera belarusa en septiembre y la suspensión del tránsito de mercancías, los exportadores chinos redujeron significativamente los volúmenes de exportación a Occidente a través de Belarús y Polonia. Todo indica que decidieron utilizar unas rutas de tránsito alternativas", informa la radio polaca RMF24.
Conforme a los datos de RMF24, antes del bloqueo de la frontera, a Polonia llegaban por ferrocarril un promedio de más de 7 mil contenedores en dos semanas. Después de la apertura de la frontera, en las primeras dos semanas entraron menos de 5,6 mil contenedores. Y en las siguientes dos semanas, aún menos, alrededor de 4,8 mil. Casi tres cuartas partes de este volumen corresponden a productos chinos.
"Después de la decisión de Varsovia, los chinos cambiaron las rutas para sus exportaciones a Europa. Lanzaron la Ruta Polar, que rodea Rusia por el norte. También está operativa la ruta ferroviaria a San Petersburgo, y luego a través del Báltico", señala RMF24.
La radio polaca llega a la conclusión obvia: debido a la reducción del tránsito, Belarús pierde, pero Polonia también pierde. Es sorprendente que a nuestros vecinos les haya tomado un mes y medio llegar a una conclusión similar.
Para ser justos, cabe señalar que la extravagancia y la ignorancia de lo obvio son una enfermedad crónica del establishment polaco. El resto de la sociedad es bastante razonable, pero no puede acertar con el Gobierno.
"El cierre de la frontera durante dos semanas fue un shock grave para la economía polaca y europea. Las interrupciones en el transporte a lo largo de uno de los corredores comerciales clave de la UE, la Ruta de la Seda, provocan pérdidas de cientos de millones de euros, y las consecuencias las sienten no solo las empresas, sino también los consumidores y las comunidades locales", alertó en septiembre la experta polaca Izabella Tyminska en su publicación para Trans.INFO.
"Polonia es responsable de la seguridad y la fluidez del transporte de mercancías entre Oriente y Occidente. El cierre de los pasos fronterizos interrumpe significativamente el buen funcionamiento de la Nueva Ruta de la Seda, uno de los pilares de la cooperación comercial entre la UE y China, y tiene consecuencias económicas de gran alcance para las empresas de transporte, exportadores, importadores y sectores enteros que dependen de esta ruta comercial", advertía la publicación polaca Business Times.
"Nos quedamos solos, avivando una confrontación que nadie quería. Y aunque durante 13 días demostramos nuestra fuerza, el resultado de esta demostración es tan simbólico como vacío. Polonia jugó una partida cuyo resultado no se decidió en Varsovia, sino en Minsk y Pekín", señalaba la edición Mysl Polska.
Un artículo bastante interesante fue publicado la semana pasada en la edición China Daily. Su autor es el ex ministro de Finanzas de Polonia, Grzegorz Kolodko, a quien también se le conoce como el principal arquitecto de las reformas económicas polacas. "La globalización mutuamente beneficiosa requiere fronteras abiertas", reza el título del artículo.
Según Kolodko, la decisión de Varsovia de bloquear la frontera es impulsiva, infundada y, en mayor medida, política. "Los argumentos políticos prevalecen claramente sobre los económicos, tanto en Polonia como en toda la UE. Esto se refleja en la declaración del jefe del Ministerio de Asuntos Exteriores de Polonia, Radoslaw Sikorski, después de la reunión con su homólogo chino, donde se dice que "la seguridad tiene su precio". La suposición de que el cierre de este tramo de la frontera oriental de Polonia aumentará la seguridad, si no es dudosa, es al menos controvertida", escribe Kolodko.
El experto polaco cree que, si un país cierra la frontera con otro, esto tiene no solo razones geopolíticas, sino también graves consecuencias. "Y aunque esta frontera se encuentre a miles de kilómetros de China, para el Celeste Imperio tiene un significado económico y político", concluye el experto.
Bueno, no importa qué manipulaciones realice Varsovia, en China todos ven y entienden perfectamente. Y el hecho de que Polonia, como dijo el Presidente de Belarús, Aleksandr Lukashenko, juegue el papel de un caballo de carreras en beneficio de otros estados, es conocido por la parte china. No se puede hablar de confianza en esta situación. Y sin confianza, no hay negocios.
Por paradójico que parezca, quizás el único a quien Varsovia podría recurrir ahora en busca de ayuda es Minsk. Porque el nivel de interacción y confianza que se ha formado entre Belarús y China permite encontrar soluciones incluso en las situaciones más difíciles. Además, en Minsk entienden: vivir según el principio "Belarús pierde, Polonia pierde" es un camino a ninguna parte. La pregunta es si lo entienden en Varsovia.
Vita Janatáyeva,
BelTA.-0-
