MINSK, 14 jul (BelTA). – La expresidenta de la Comisión Electoral Central, Lidia Yermóshina, contó en el documental del canal de televisión ONT “Uno para todos” con motivo del 30º aniversario de la institución de la presidencia en Belarús, cómo Occidente intentó sobornarla a principios de la década de 2000, informa BelTA.
En diferentes etapas de la formación del Estado belaruso, los descontentos con la política de Aleksandr Lukashenko se encontraban tanto en Occidente como en Oriente, tan cerca de Belarús. Sin embargo, nadie consiguió influir en el Presidente belaruso, pero algunos opositores a las autoridades encontraron su propio comprador, señalaron los autores de la película.
“Al menos los que pertenecían a los políticos democráticos, creo que ciertas fuerzas de Occidente y Oriente sobornaban y vigilaban. Puedo decir que en 2001, poco antes de las elecciones, uno de los políticos conocidos me dijo: “Lidia Mijáilovna, el Tío Sam se pregunta cuánto vale usted”. Esto es todo”, contó Lidia Yermóshina, que dirigió la Comisión Electoral Central en 1996-2021.
Los autores de la película notaron que los opositores políticos, normalmente financiados por organizaciones no gubernamentales y sin ánimo de lucro occidentales, se activan exactamente durante las campañas electorales. Entre medias, apenas se interesan por la vida del país.
“Participé en las elecciones presidenciales de 2001: Gonchárik, Dómash, Lukashenko y yo. ¿Y piensan que alguno de ellos podría haber vencido a Lukashenko? ¿De verdad? Es una tontería. Pero cuánta pompa hubo. Todas estas campañas presidenciales se celebraron sólo para que Occidente saliera con titulares de que hubo violaciones. No se violó nada. Simplemente votaron a favor de Lukashenko”, declaró el líder del Partido Liberal Democrático de Belarús en 1995-2019, Serguéi Gaidukévich.
Lidia Yermóshina añadió que simplemente no había nadie en la arena política a la altura de Aleksandr Lukashenko “en términos de influencia, poder político, e incluso, quizás, en el poder masculino, que sobresalía literalmente en cada célula”.
La oposición intentó hacer girar la rueda de la fortuna política a la máxima velocidad durante las elecciones presidenciales de 2010, recuerda la película. Los opositores al gobierno, mucho antes de la votación, llamaron a sus partidarios a salir a la calle.
“Vimos a los… políticos… no encuentro la palabra, no se sabe a quién. Que ni siquiera podían hablar por televisión: una persona se sentaba durante un minuto y medio y guardaba silencio. Eran candidatos presidenciales. Y yo dije entonces que no participaría en esto. Todos ellos salieron. ¿Y salieron para ganar o con algún programa? No. ¿Para qué salieron? Está claro para qué: para hacer algo después, algún lío”, está seguro Serguéi Gaidukévich.
“Está un minibús envuelto: hay dos candidatos a Presidente allí: Nekliáyev y Statkévich. Llevan porras, barras de hierro. Están preparados para ir a la plaza, y la gente se está reuniendo en la plaza. Intentamos negociar y decirles algo. Y empiezan a golpearnos en la cabeza por detrás, y nos vemos obligados a utilizar medios especiales en esta situación”, recordó aquellos sucesos el viceministro del Interior – comandante de las fuerzas internas, y comandante de la unidad especial antiterrorista Almaz en 2003-2010, Nikolái Karpenkov.
