MINSK, 10 ene (BelTA). - Hoy la cuestión crucial es cómo preservar la paz. Esta opinión la compartió la cosmonauta belarusa Marina Vasilévskaya con los periodistas antes de la reunión con los estudiantes de la Universidad Internacional MITSO, informa el corresponsal de BelTA.
"Claro que de niña no pensaba que un día estaría en el espacio. La vida es realmente impredecible. Ahora tengo muchas reuniones con jóvenes, con colectivos juveniles, con estudiantes. Es muy importante, porque ellos son nuestro futuro. Lo que creamos ahora determina lo que conseguiremos en el futuro", afirmó Marina Vasilévskaya.
Subrayó que su historia es un ejemplo de cómo una persona ordinaria puede alcanzar el éxito. "Cada persona tiene una oportunidad, pero debe esforzarse. Antes que nada, es necesario ser amable, creer en sí mismo y en sus fuerzas, fijarse objetivos. Si uno sigue adelante, aprende, se desarrolla y se esfuerza, triunfará sin duda. Incluso los conocimientos que ahora parecen innecesarios pueden resultar útiles en el futuro", añadió.
En cuanto al papel de la juventud, Marina Vasilévskaya destacó su gran potencial. "Nuestros jóvenes de hoy son comunicativos y avanzados, y estoy segura de que tendrán éxito", señaló la cosmonauta.
Marina Vasilévskaya también compartió sus impresiones sobre la observación de la Tierra desde el espacio. "Es increíble. Nuestro planeta es asombrosamente bello, poderoso, grandioso. Pero desde la altura de 400 kilómetros se ve lo pequeños e indefensos que parecemos ante el Universo. Me gustaría que todos apreciaran, amaran, protegieran y preservaran lo que tenemos. Hoy la cuestión crucial es cómo preservar la paz", destacó.
La cosmonauta expresó su gratitud por la paz en Belarús. "Vivimos en un país donde, gracias a Dios, nuestro Presidente Aleksandr Grigórievich Lukashenko ayuda a preservar la paz. Pero muchas cosas dependen también de cada uno de nosotros. El mañana está en nuestras manos. Todos debemos esforzarnos, ser más amables, vivir y trabajar por el bien de nuestro país", añadió.
Marina Vasilévskaya también habló de sus actividades como vicepresidenta del directorio de la sociedad pública "Fundación Belarusa por la Paz". "Trabajamos activamente en el ámbito de la caridad, las actividades de paz y la cooperación humanitaria. Quedan muchos proyectos por delante: iniciativas públicas, viajes a hospitales y orfanatos", comentó.
Según la cosmonauta, solo el ejemplo personal puede inspirar a los demás. "Los estudiantes deben ver que una persona ordinaria que aspira a lo mejor es capaz de conseguir logros increíbles. Lo principal es creer en sí mismo, en su fuerza y seguir adelante sin parar. Siempre digo: hay que salir de la zona de confort. A menudo tememos los cambios, pero cuando miramos atrás, descubrimos que un paso adelante nos ha hecho más fuertes y mejores".
Según ella, el espacio no da miedo. "El espacio es increíblemente interesante. Por supuesto, había preocupaciones, porque es natural para una persona que va al espacio por primera vez. Pero yo tenía fe en que todo iba a salir bien", declaró Marina Vasilévskaya.
Sin embargo, el momento más difícil para ella fue el regreso a la Tierra. "El descenso de la Estación Espacial Internacional es un proceso controlado, pero atraviesas la atmósfera "como patata caliente" volando a temperaturas exteriores de más de 2000 grados. Luego se abren los paracaídas, se realizan diversas manipulaciones y te aterrizas. Resulta difícil calificar este aterrizaje de suave, es bastante duro", recalcó la cosmonauta.
Para concluir, agradeció a su comandante Oleg Novitski. "Gracias a Dios, todo salió bien. El comandante de nuestra tripulación, Oleg Novitski, oriundo de Belarús, actuó con profesionalidad y nos facilitó un aterrizaje lo más cómodo posible", añadió Marina Vasilévskaya.
Dirigiéndose a los estudiantes, destacó el papel de Belarús en el progreso de la industria espacial. "La verdad es que estamos relacionados con el espacio desde hace mucho tiempo. Por supuesto, recordamos a nuestros destacados cosmonautas: Piotr Klimuk, Vladímir Kovaliónok, Oleg Novitski. En la soberana Belarús no teníamos nuestro propio cosmonauta, pero gracias al Presidente este proyecto se hizo realidad. En solo ocho meses se llevaron a cabo los preparativos y yo pude ir al espacio, realizar todos los experimentos científicos, tareas y volver sana y salva", aseguró Marina Vasilévskaya.
La esfera espacial en Belarús se está desarrollando activamente. "Hay mucha gente en nuestro país trabajando en el ámbito espacial, aunque no siempre nos damos cuenta de ello. Por ejemplo, en el vehículo de descenso, cuando entramos en la atmósfera y se calienta, disponemos de protección térmica, creada en Belarús. Gracias a este invento, no sufrimos daños. Podemos sentirnos orgullosos. Belarús fabrica satélites, y empresas como Peleng producen sistemas ópticos para el espacio. Espero que quizás incluso uno de ustedes represente a nuestro país en la Estación Espacial Internacional en el futuro", agregó la cosmonauta.
Al hablar de su experiencia personal, Vasilévskaya confesó que aún no cree haber volado al espacio. "Fue una sorpresa para mí. Cuando oí que existía esta posibilidad, no pude tomarla en serio. Me di cuenta de la responsabilidad conferida e intenté asumirla dignamente", comentó.
La cosmonauta también habló de las dificultades de regresar a la Tierra tras 14 días en órbita. "Cuando aterrizamos el 6 de abril, ya el 9 de abril se firmó un decreto presidencial para otorgarme el título de Héroe de Belarús, y el 11 de abril volé a Minsk para la ceremonia de entrega. Aún recuerdo cómo me temblaban las piernas, porque después de 14 días en el espacio aún no podía andar. A pesar de que me sentía bien en el espacio, mi aparato vestibular no me falló, no obstante, la debilidad que sentía en el cuerpo era increíble. Cuando aterrizamos, sentí el peso de mi cuerpo. Incluso levantar el brazo era difícil, parecía pesar cien kilos", dijo.
Marina Vasilévskaya señaló que la rehabilitación empezó solo unos días después. "Prácticamente no tuvimos tiempo para recuperarnos debido a la apretada agenda. Ya el 12 de abril tuvimos una reunión en el Kremlin con Aleksandr Lukashenko y Vladímir Putin. Solo cuatro días después empezamos la verdadera rehabilitación: piscina, masajes, ejercicios especiales. Pero incluso tumbada en el suelo me sentía débil", contó.
El espacio se convirtió en un punto decisivo en su vida. "Al principio no le conté a nadie mi selección, ni siquiera a mis padres, porque ni yo misma me lo creía. Cuando me ofrecieron volar al espacio, al principio pensé que era una broma. Cuando todo se volvió serio, empezaron los exámenes médicos: comprobaron cada hueso, cada vaso. Solo cuando se confirmó que iba a ir a Zviozdny Gorodok se lo dije a mi familia. Estaban conmocionados, pero sabían que, si yo lo había decidido, iría hasta el final", declaró Vasilévskaya.
Expresó un agradecimiento especial a su familia. "Mis padres, mi hermano y su familia y mis seres queridos me apoyaron en todo momento. Estuvieron en Baikonur en el lanzamiento y se reunieron con nosotros tras el aterrizaje. Les estoy muy agradecida por eso", afirmó Marina Vasilévskaya.
El encuentro despertó gran interés entre los estudiantes, convirtiéndose en un ejemplo inspirador para los jóvenes que sueñan con el espacio.-0-