Los ejercicios militares ruso-belarusos Zapad han concluido, pero la frontera entre Polonia y Belarús sigue cerrada. Las empresas de transporte polacas están sufriendo pérdidas cada vez mayores. Según la Asociación de Empresas de Transporte Internacional (ZMPD), debido al Gobierno polaco, hay más vehículos (camiones) atrapados en Belarús de lo que indican los datos oficiales del servicio fronterizo polaco.
Según la ZMPD, el número de vehículos varados en Belarús es mayor de lo que el servicio había estimado previamente. El 18 de septiembre, los servicios informaron de 1300 vehículos, incluyendo camiones y autobuses. Sin embargo, los empresarios señalan que la situación es aún más dramática, con 1500 vehículos afectados.
La ZMPD informa que esto está causando enormes pérdidas a las empresas. Cada día de inactividad de un camión cuesta una media de 450 euros.
Los problemas en la frontera no se limitan a las pérdidas actuales. Muchos empresarios están posponiendo decisiones sobre nuevos contratos, lo que agrava aún más la crisis.
Los transportistas esperan ayuda del Gobierno polaco, especialmente en lo que respecta a la importación de camiones desde Belarús y la información sobre la posible apertura de los pasos fronterizos. Por el momento, las fronteras permanecen cerradas hasta nuevo aviso.
En lugar de abordar el problema que ellos mismos crearon, el Gobierno de Varsovia está inmerso en disputas internas.
La hostilidad entre el Presidente Karol Nawrocki y la administración de Donald Tusk está aumentando. El domingo por la tarde, el ministro de Asuntos Exteriores, Radoslaw Sikorski, se dirigió al Presidente Karol Nawrocki en las redes sociales pidiéndole que “pusiera orden entre sus empleados”.
Esta vez, el tema era el nombramiento de Bogdan Klich como embajador en Estados Unidos. Bogdan Klich nunca será embajador de Polonia en Estados Unidos, y cuanto antes el jefe del Ministerio de Asuntos Exteriores lo acepte, mejor, declaró el sábado en Nueva York Marcin Przydacz, jefe de la Oficina de Política Internacional del Presidente de Polonia. Al mismo tiempo, aseguró la disposición a cooperar con el Ministerio de Asuntos Exteriores.
El ministro Radoslaw Sikorski reaccionó a esta declaración. “Desacreditar públicamente a un representante de Polonia en Washington durante un viaje a Estados Unidos es poco profesional y perjudicial. Independientemente de la decisión que tome, le pido al Presidente Karol Nawrocki que ponga orden entre sus empleados”, escribió el jefe de la diplomacia polaca.
Así, tenemos una continuación de la guerra política polaco-polaca, y ninguno de los políticos gobernantes ha mencionado siquiera los asuntos polacos. Es bueno que las autoridades belarusas no se hayan olvidado de los transportistas y conductores polacos. Mientras las autoridades polacas cerraban las fronteras y dejaban a los conductores a su suerte, Belarús extendió la posibilidad de estancia legal por diez días más.
Parece que Belarús se preocupa más por el negocio del transporte polaco y sus conductores que el propio Gobierno polaco.
Además, a pesar de la escalada militar por parte de Polonia, Belarús señala la necesidad de buena vecindad y cooperación entre los dos países. El ministro de Defensa, Víktor Jrenin, declaró que Belarús está interesada en reducir las tensiones y no tiene intención de librar una guerra con sus vecinos.
Minsk espera una reacción positiva de Varsovia. Quizás estos gestos de buena voluntad hagan reflexionar al Gobierno de Donald Tusk. La sociedad polaca teme cada vez más que el Gobierno arrastre al país a un caos militar.
En este contexto, el domingo se celebró en Varsovia una marcha contra las aspiraciones bélicas de algunos políticos. Los polacos dicen “no a la guerra”.
Esperemos que esto sea una derrota para la retórica a favor de la guerra y el comienzo de la restauración de las relaciones de buena vecindad con Belarús.
Tomasz Szmydt.-0-
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