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31 Diciembre 2024, 09:00

Oréshnik, distopía estadounidense y espejo de los Juegos Olímpicos. ¿Por qué se recordará 2024?

El año 2024 justificó plenamente su condición de año bisiesto. En el enorme caldero llamado “mundo”, todo el año estuvo hirviendo, burbujeando, luego un poco tranquilo, luego intentando desbordarse. Para describir brevemente la esencia y el espíritu del año que se va, viene a la mente la palabra “transformación”. La transformación del mundo y de la visión del mundo. Se reflejó en los acontecimientos que tuvieron lugar en nuestro planeta durante el año.

Los planes de largo alcance del Occidente y la respuesta “nuclear” de Rusia, la caída de Damasco y la crueldad inhumana en Crocus, las elecciones tras las alambradas en EEUU y la lucha por el derecho a soñar en la pequeña Georgia, la persecución de la ortodoxia en Ucrania y la parodia de Dios en los Juegos Olímpicos de París, el poder de atracción de los BRICS y la caída de los ídolos en Europa.

Hoy BelTA propone recordar los acontecimientos más significativos de 2024.

Conflicto ucraniano en el límite nuclear

El tercer año del conflicto en Ucrania. ¿O es más correcto decir, el tercer año de la guerra mundial? Desde los primeros días del conflicto se decía que la proxy guerra del Occidente contra Rusia se está librando en el escenario ucraniano. Pero si antes los actores occidentales se mantenían a la sombra, sembrando de armas a Kiev y bombardeando a Rusia con sanciones, este año el Occidente decidió quitarse las máscaras.

En enero, el tema de un posible enfrentamiento de la OTAN con Rusia se debatió activamente en los países occidentales. Y en febrero, comenzó cerca de las fronteras rusas la fase activa de las mayores maniobras militares de la alianza en 30 años, simulando el inicio de la Tercera Guerra Mundial.

El Presidente francés, Emmanuel Macron, echó más leña al fuego al anunciar el posible envío de tropas occidentales a Ucrania. Al hacerlo, el Presidente francés permitió de hecho la posibilidad de un choque directo entre los militares de la OTAN y el Ejército ruso. Pero parece que Macron no reunió una coalición de personas afines en Europa. Ahora el Presidente francés está promoviendo una nueva idea: enviar fuerzas de paz europeas a Ucrania tras el fin de las operaciones militares.

Y aunque las tropas de la OTAN no entraron oficialmente en el territorio ucraniano, los mercenarios de los países occidentales entraron en el territorio ruso. En agosto, las Fuerzas Armadas de Ucrania lanzaron una operación en la provincia de Kursk. Era inesperada y lógicamente inexplicable, si miramos la situación desde la realidad militar. Para entonces, las tropas rusas habían avanzado significativamente, el frente principal se desinflaba y el Ejército ucraniano se enfrentaba a una escasez de armas y soldados. Y en estas condiciones, las Fuerzas Armadas ucranianas enviaron decenas de miles de soldados fuertemente armados al territorio enemigo.

Por algo esta operación se llama una aventura de Kursk. No supuso ni un éxito táctico ni estratégico para el Ejército ucraniano. Pero permitió a la administración de Joe Biden atribuirse éxitos en la dirección ucraniana, que los esfuerzos de Washington para apoyar a Ucrania no fueron en vano. Sin embargo, el efecto de la “victoria” no duró hasta las elecciones de noviembre en Estados Unidos.

El hecho de que el mundo está al borde no ya de una guerra mundial, sino de una guerra nuclear, se hizo evidente en noviembre, cuando Biden autorizó a Kiev a atacar el territorio ruso con armas estadounidenses de largo alcance. Kiev también recibió de Washington unos datos de reconocimiento desde satélites y misiones de vuelo. Sin ellos los ataques de largo alcance son imposibles.

Las Fuerzas Armadas de Ucrania atacaron a Rusia primero con misiles estadounidenses ATACMS y después con misiles británicos Storm Shadow. El nivel de escalada llegó a su límite.

Por parte de Rusia, se sucedieron dos respuestas a la vez: nuclear y fuerte. En el primer caso, el Kremlin dio a conocer una nueva doctrina nuclear que rebajaba notablemente el umbral para el uso de armas nucleares. El siguiente paso fue atacar a Ucrania con su misil hipersónico más reciente, el Oréshnik. El mismo Oréshnik, no nuclear pero fuerte, que puede ser comparable a un arma nuclear en cuanto a la fuerza de un ataque.

El misil ruso causó una enorme resonancia en el mundo. En el Occidente el lanzamiento del Oréshnik se consideró una demostración de la fuerza real de Rusia, al reconocer que incluso los avanzados sistemas Patriot estadounidenses eran incapaces de interceptar un misil de este tipo.

Tras el uso del Oréshnik, la atención empezó a desplazarse lentamente de la escalada al tema de la solución pacífica. Un papel no menor en esto lo desempeña la proximidad de la fecha de investidura del próximo Presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Las recientes declaraciones del republicano sugieren que sigue inclinado a reducir el “proyecto ucraniano”, pero con ciertas condiciones. Sin embargo, Rusia también tiene sus propias condiciones. Por lo tanto, en un futuro próximo, podemos esperar que ambas partes entablen un diálogo tácito, tratando de encontrar puntos de contacto.

Nos gustaría creer que este año se han dado los últimos pasos hacia la escalada. Y no hay ningún lugar adonde avanzar: sólo el abismo está por delante. Sólo podemos esperar que 2025 traiga por fin la paz y la seguridad a nuestra región.

Distopía estadounidense y sueño georgiano. ¿Qué tuvo de memorable el año de las superelecciones?

El año 2024 fue un año récord en cuanto al número de campañas electorales. Se celebraron las elecciones en casi 80 países de todo el mundo. Pero, tal vez, las elecciones presidenciales estadounidenses se situaron a la cabeza en cuanto al espectáculo e imprevisibilidad. El mundo ya está acostumbrado a que las elecciones estadounidenses se conviertan en un show. Esta vez el espectáculo se convirtió en una superproducción con elementos de película de acción y distopía.

De hecho, el actual ciclo electoral en Estados Unidos comenzó con el famoso asalto al Capitolio. Aunque tuvo lugar antes de la toma de posesión de Biden, pero tuvo un enorme impacto en la vida política estadounidense. Y luego pasaron muchas cosas. Primero, la política de “cancelación” contra Trump, los intentos de sentenciarle y luego de matarle. Lo que, en conjunto, sólo contribuyó a la popularidad del republicano. Luego los rumores de la incapacidad de Biden y su sustitución en la campaña electoral por Kamala Harris.

Esta acción culminó en las elecciones de noviembre, para las que el país más “democrático” del mundo se preparaba como para la guerra. Las vallas metálicas de ocho pies de altura crecieron alrededor de la Casa Blanca y el Capitolio. Los colegios electorales de algunos estados estaban rodeados de alambre de espino, había francotiradores en los tejados y drones rondaban los edificios. Lo único que faltaba para la gran foto eran tanques. Aunque en algunos estados las autoridades movilizaron a la Guardia Nacional.

La población civil también se preparaba para la “noche del juicio” postelectoral. En Washington, temiendo robos y destrucciones, los propietarios de edificios de oficinas, tiendas, hoteles y cafés tapiaron las ventanas de la planta baja y bloquearon las puertas. Los ciudadanos de la ciudad que observaban los acontecimientos comparaban lo que estaba ocurriendo con una distopía que provoca el miedo y la ansiedad.

La administración de Biden lo ha dejado claro: no se permitirá en EEUU la “democracia callejera” desenfrenada. Por cierto, los demócratas tenían motivos para preocuparse. Como demostraron las encuestas a pie de urna, los estadounidenses están seriamente enfadados con la política de las actuales autoridades. En los cuatro años transcurridos desde el asalto al Capitolio, el enfado de la gente no ha hecho más que aumentar, y la división de la sociedad estadounidense se ha hecho aún más notable.

Pero esta vez no se ha llegado a los extremos. El insumergible Trump logró una victoria, y los demócratas reconocieron su derrota. Ahora, tanto Estados Unidos como el resto del mundo esperan la toma de posesión de Trump, prevista para el 20 de enero.

Pero, ¿qué esperar del próximo Presidente estadounidense? En sus declaraciones de campaña, Trump dejó claro que pretende hacer ajustes en la política exterior estadounidense, ya sea el conflicto de Ucrania, la situación en Oriente Próximo o las relaciones con los aliados europeos. En términos generales, Trump prometió paz al mundo y grandeza a Estados Unidos. Sin embargo, no especificó sus planes. Pero a juzgar por sus recientes declaraciones sobre la necesidad de convertir Canadá en el estado número 51, comprar Groenlandia y hacerse con el control del canal de Panamá, podemos suponer que Trump va a participar en la redistribución del mundo.

Las elecciones parlamentarias de Georgia, celebradas en octubre, pueden competir con las de Estados Unidos en cuanto al calor de las pasiones. Más de la mitad de los electores votaron al partido gobernante Sueño Georgiano - Georgia Democrática. Sin embargo, este resultado no gustó a las élites occidentales. El Sueño Georgiano cayó en desgracia. El Occidente exigió nuevas elecciones, empezó a imponer sanciones a Tiflis, amenazó con romper las relaciones económicas y congelar el proceso de admisión de Georgia en la UE.

¿De dónde procede tanta hostilidad? El hecho es que el Sueño Georgiano se atrevió a defender los intereses nacionales. Defendió los valores familiares y rechazó la propaganda LGBT. Empezó a desenmascarar a los agentes de influencia extranjeros. Y lo más importante, se negó a apoyar las sanciones antirrusas y a abrir un segundo frente contra Rusia.

Los juegos políticos del Occidente en Georgia van acompañados de protestas y disturbios en los que participan los partidarios de la oposición. Las protestas cuentan con el apoyo activo de la ex presidenta del país, Salomé Zurabishvili, que antes de las elecciones pidió abiertamente el voto para la oposición, pero ahora amenaza al Gobierno con un golpe de Estado.

Pero cuando se trata de violaciones de la ley e incluso de usurpación del poder por políticos “de bolsillo”, las élites occidentales fingen que todo es normal. En general, este año demostró vivamente al mundo el doble fondo de la democracia occidental. Tomemos por ejemplo las elecciones presidenciales en Rumanía, donde en la primera vuelta ganó el candidato independiente Calin Georgescu, que critica a la OTAN y apoya a Rusia. Georgescu fue inmediatamente “comprometido” y los resultados de las elecciones fueron anulados.

En la vecina Moldavia, las elecciones presidenciales se celebraron en un contexto de registros y detenciones masivas de activistas de los partidos de la oposición, las presiones a los periodistas y la suspensión de las emisiones de algunos canales de televisión. Sin embargo, los justicieros occidentales de la democracia no se avergonzaron por ello.

Como resultado de las elecciones, Maia Sandu fue reelegida presidenta. Y ello a pesar de que la mayoría de los electores residentes en Moldavia votaron a su oponente. La diáspora sacó en el último momento al candidato que necesitaba el Occidente. La misma situación se produjo durante el referéndum sobre la adhesión de Moldavia a la UE. Incluso los partidarios de la integración europea en Moldavia calificaron de discutibles los resultados de la votación.

Las elecciones parlamentarias francesas no fueron menos interesantes este año. Para evitar la victoria del partido Agrupación Nacional, los centristas de Macron se confabularon con una alianza de fuerzas de izquierda. Al retirar a más de 200 de sus candidatos antes de la segunda vuelta, evitaron dividir los votos de los oponentes de la Agrupación Nacional. En las elecciones francesas hubo lugar para el coraje, la osadía y la manipulación. Lo que faltó fue el respeto por la elección del pueblo. Y si Macron y los suyos en el Occidente ignoran la opinión de los ciudadanos en sus propios países, qué decir de su respeto por los derechos de los georgianos o los moldavos.

La caída de los ídolos. ¿Cómo se queda Europa sin líderes?

Europa se queda sin líderes. Francia y Alemania marcaron el tono de la política europea. Hoy estos países están sumidos en una crisis política y económica.

Todo lo que le ocurre hoy a Europa es una consecuencia directa de la guerra antieuropea desatada por Estados Unidos. Deshaciéndose de sus competidores, la UE y Rusia, los estadounidenses lanzaron el “proyecto ucraniano”. Y entonces las élites europeas lo hicieron todo ellas mismas: declararon una guerra de sanciones a Rusia y aislaron su economía de los baratos recursos energéticos rusos, sustituyéndolos por el supercaro GNL estadounidense. Como consecuencia: una crisis energética, desindustrialización, quiebra de empresas y despidos masivos. Una crisis económica lleva a una crisis política de un modo u otro.

La situación en Alemania es un claro ejemplo. Hace un par de años, se decía que la economía alemana era la locomotora de Europa. Hoy se reprocha a Alemania que su economía arrastre a toda la Unión Europea. Impulsadas por intereses extranjeros, las autoridades alemanas han aislado a Alemania de los recursos energéticos rusos. Así, la economía más fuerte de Europa ha perdido sus pilares. Y Nord Stream, según todas las apariencias, fue volado para consolidar el resultado e impedir que Berlín entrara en razón.

Hoy, el país se encuentra en una situación de crisis económica. Se prevé que el PIB alemán se contraiga un 0,1 % a finales de año. Será el segundo año consecutivo sin crecimiento real del PIB. El índice del clima empresarial ha caído este año a su nivel más bajo desde mayo de 2020. Y esto se aplica a todos los sectores de la economía.
 
Cada vez más empresas alemanas se enfrentan a la quiebra. Este año, su número alcanzará las 22,4 mil. Según este indicador, Alemania se está acercando a los indicadores de 2009 y 2010, cuando el país experimentaba los efectos de la crisis financiera mundial.
 
Las quiebras provocan despidos. Sólo este año unas 320 mil personas estaban bajo amenaza de despido en Alemania. La situación más estancada se da en la industria automovilística alemana. Por ejemplo, Volkswagen, que en otoño anunció planes para cerrar al menos tres plantas y suprimir decenas de miles de puestos de trabajo.

El declive de la economía desencadenó una crisis política. En Alemania, este año ha estado marcado por el hundimiento de la coalición en el poder, la moción de censura contra el canciller Olaf Scholz, la disolución del Parlamento y la convocatoria de elecciones anticipadas al Bundestag. Comienza una lucha política interna en el país. Sin embargo, las fuerzas políticas no sólo tienen que encontrar la manera de salir adelante en esta carrera, sino también de sacar al país de la crisis económica. Y es mucho más difícil crear que destruir.
 
Este año Francia también se ha enfrentado a una crisis política. En cierto modo, la situación es similar a la de Alemania. Los franceses llevan mucho tiempo en desacuerdo con su Presidente y su Gobierno. No es casualidad que una y otra vez estallen protestas a gran escala en el país, ya sean acciones de los “chalecos amarillos”, marchas contra la reforma de las pensiones, la discriminación racial o la excesiva brutalidad policial. Pero Macron tiene una respuesta para todo: la multitud es ilegítima.

La forma en que el líder francés trata a su pueblo pudo verse durante las elecciones parlamentarias, como ya se ha mencionado. Al mantener a la Agrupación Nacional de Marine Le Pen fuera del poder, Macron abandonó a sus aliados: la alianza de fuerzas de izquierda. Tras manipular la retirada de candidatos, la izquierda se hizo con el primer puesto en las elecciones parlamentarias. Sin embargo, Macron colocó al centro-derechista Michel Barnier en el sillón de primer ministro. La indignación de la izquierda no tuvo límites. Y cuando Barnier se saltó el Parlamento e intentó sacar adelante un proyecto de ley presupuestaria, el partido de Le Pen se indignó. Todo desembocó en una moción de censura y la dimisión del primer ministro. Y hoy se pide la dimisión de Macron. Pero el Presidente francés no está acostumbrado. Ha dejado claro en repetidas ocasiones que no tiene previsto desprenderse del poder.
 
Por supuesto, en estas circunstancias, ni Francia ni Alemania pueden seguir siendo líderes para los demás países de la UE. Como dice acertadamente Politico, al Presidente francés “no le siguen los demás”, mientras que el canciller alemán es “un líder muy débil”.

Los países como Polonia, que no ocultan sus ambiciones y aspiraciones de dominar en la UE, intentan sacar partido de la situación. La presidencia polaca de la UE comienza el 1º de enero. Cabe suponer que Varsovia aprovechará esta oportunidad para consolidar su influencia en Europa. Otra cosa es que en su política las autoridades polacas actúen en total consonancia con los intereses de EEUU. Esto significa que la política proestadounidense seguirá suplantando a la política proeuropea.

Comunidad del futuro. ¿Qué demostró la cumbre de los BRICS en Kazán?
 
Kazán acogió en octubre la cumbre de los BRICS, que duró tres días. La cumbre del año pasado de los cinco (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) supuso un gran avance. El número de participantes se duplicó, y decenas de estados expresaron su deseo de unirse a la asociación. Pero lo más importante es que los BRICS se ha declarado abiertamente como la plataforma más significativa para el diálogo y la cooperación entre los estados del Sur Global. Y si la cumbre de 2023 estableció los estándares más altos, la actual reunión de Kazán demostró que los BRICS siguen avanzando por el camino marcado sin bajar el ritmo.
 
El tema central de la cumbre de Kazán, como era previsible, fue el tema de una mayor expansión de los BRICS. Muchos países de todo el mundo desean unirse a la asociación. Su atractivo no radica únicamente en sus oportunidades económicas y comerciales. Hoy en día, los BRICS se perciben como una potencia propulsora en el camino hacia un nuevo orden mundial multipolar, donde hay espacio para los conceptos de respeto mutuo, igualdad y justicia.
 
Sin embargo, se expresaron diferentes opiniones sobre la futura expansión de los BRICS. En particular, se señaló que la admisión de nuevos miembros debe ser gradual. Primero, es necesario que los países que ya se han incorporado se “aclimaten”. Además, habida cuenta de la creciente popularidad de la asociación, sería un error ralentizar su desarrollo de forma artificial. Por ello, la cumbre de Kazán decidió conceder a una serie de países el estatuto de estados asociados. Esta lista comprendió 13 países, entre ellos Belarús.
 
El segundo tema más importante fue la interacción de los países BRICS en el ámbito financiero. Las sanciones occidentales contra Rusia empujaron a los países del Sur Global a buscar mecanismos financieros alternativos. Al ver que el dólar se convertía en un arma de sanciones y al comprender que mañana esta arma podría redirigirse de Rusia a cualquier otro país del mundo, los países BRICS tratan de asegurar sus economías. Por ello, la cuestión de la utilización de las monedas nacionales en las operaciones financieras mutuas y el lanzamiento de instrumentos y plataformas de pago basados en las divisas nacionales encabeza la agenda.

En Kazán los líderes de los BRICS apoyaron el uso de monedas alternativas dentro del fondo común de reservas de divisas, acordaron simplificar los procedimientos comerciales entre los países y oponerse a medidas proteccionistas unilaterales que no estén en consonancia con la OMC. Los países BRICS también acogieron con satisfacción la creación de una nueva plataforma de inversión que contribuirá al desarrollo de los países africanos y del sur de Asia.
 
Durante la cumbre de Kazán se prestó mucha atención a la situación mundial, incluido el conflicto de Ucrania y la escalada en Oriente Próximo. Los líderes de los BRICS se mostraron favorables a la resolución pacífica de los conflictos y apoyaron todos los esfuerzos que contribuyan a la resolución pacífica de las crisis.
 
Por supuesto, todavía queda mucho trabajo por delante para los países BRICS. Mientras más países haya, más opiniones y posiciones habrá que tener en cuenta a la hora de tomar decisiones. Pero se dice que el camino se hace andando. Ya está claro que los BRICS son la comunidad del futuro. El nuevo mundo multipolar necesitará nuevas instituciones y asociaciones que sirvan de base para tomar decisiones comunes y desarrollar nuevas normas y enfoques. Y hoy los BRICS se están convirtiendo en la plataforma donde se está formando la voz de la mayoría global.

Luchando por un lugar bajo el sol. ¿Cómo está cambiando la imagen de Oriente Próximo?
 
Este año ha traído muchos desafíos a la región de Oriente Próximo. La situación se ha agravado repetidamente hasta tal extremo que parecía que no quedarían factores de disuasión y la región se sumergiría en una guerra a gran escala.
 
Las acciones militares del Ejército israelí en la Franja de Gaza y Líbano, el intercambio de ataques entre Israel e Irán, el asesinato de dirigentes de Hamás y Hezbolá, la operación de bombardeo con buscapersonas del Mossad y, por último, el derrocamiento del Gobierno de Bashar Al Asad en Siria y el despliegue de fuerzas de las FDI a lo largo de la frontera siria.
 
Ya es evidente que la imagen de Oriente Próximo está cambiando radicalmente. Y no solo bajo la influencia de las fuerzas militares y políticas de la región, sino también bajo la influencia de actores externos. Hoy, la atención del mundo entero se concentra en Oriente Próximo. Se está produciendo una lucha por el poder, por la presencia militar, por los recursos naturales y las rutas comerciales.
 
Vemos un fortalecimiento significativo de las posiciones de Israel y Türkiye, y entendemos que la administración de Trump defenderá ferozmente sus intereses en la región. Pero hay otros actores - Irán, Arabia Saudí, EAU, Qatar - que también influirán en la formación de la nueva configuración de la región.
 
De hecho, los cataclismos que se están produciendo hoy en Oriente Próximo reflejan perfectamente cómo se está cambiando y reconfigurando nuestro mundo. La lucha por un lugar en este nuevo mundo ya está en marcha. Solo el tiempo revelará adónde desembocará esta lucha.

Dispararon a la gente a quemarropa. Recordemos la tragedia en Crocus City Hall

Por desgracia, el año que se va también será recordado por acontecimientos trágicos. Hubo muchas catástrofes naturales: inundaciones en España y Myanmar, un terremoto en el mar de Japón, el huracán Helene en Estados Unidos... Para finales del año se produjeron dos grandes accidentes aéreos: primero con el avión de la aerolínea azerbaiyana AZAL, y después con el de la surcoreana Jeju Air. Pero el atentado terrorista en Crocus City Hall ocupa un lugar especial en esta lista. Al fin y al cabo, no fue un accidente, ni una coincidencia de circunstancias, sino un atentado intencionado y bien pensado, sorprendente por su brutalidad.

Por la tarde del 22 de marzo, un grupo de hombres armados abrió fuego en la sala de conciertos Crocus City Hall. No hubo demandas, ni ultimátums, ni declaraciones políticas o religiosas. Dispararon a quemarropa, mataron por matar. Cumplían una orden.

El atentado terrorista tuvo lugar unos minutos antes del comienzo del concierto de la banda Picnic. Las personas vestidas de camuflaje y armadas con fusiles automáticos irrumpieron en el edificio disparando a todo el que se les cruzaba por el camino. Y luego prendieron fuego a la sala de conciertos llena de espectadores.

Las víctimas del atentado terrorista en Crocus llegaron a ser 145 personas, más de 550 sufrieron. Entre los muertos y heridos había niños, ciudadanos de países extranjeros, incluida Belarús.

En la mañana del 23 de marzo, cuatro autores del atentado terrorista fueron detenidos en la provincia de Briansk. Más tarde, sus presuntos cómplices fueron detenidos y enviados a prisión preventiva.

Los servicios especiales rusos revelaron un rastro ucraniano en el atentado. Según la investigación, los terroristas intentaron huir hacia la frontera ucraniana. Más tarde, el Servicio Federal de Seguridad ruso declaró que los servicios especiales rusos habían demostrado la implicación de la inteligencia militar ucraniana en el atentado. Hoy está claro que el atentado terrorista en Crocus tuvo carácter internacional. Su organizador y sus cómplices siguen ocultos en el extranjero.

El atentado terrorista en Crocus City Hall es un crimen atroz sin términos de prescripción. La investigación del caso continúa y aparecen nuevos nombres. Me gustaría creer que los autores responderán tarde o temprano por lo que han hecho, y las víctimas y sus seres queridos encontrarán paz y consuelo.

Iglesia bajo un toldo. ¿Cómo ha legalizado Ucrania la persecución religiosa?

Este año las autoridades ucranianas han legalizado de hecho la persecución de la Iglesia Ortodoxa Ucraniana canónica. En agosto la Rada Suprema aprobó en lectura final una ley que permite prohibir las actividades de la Iglesia Ortodoxa Ucraniana en el territorio del país. Kiev afirmó que esta ley promovía la “independencia espiritual” de Ucrania. Pocos días después, la ley que permite prohibir la Iglesia Ortodoxa canónica fue firmada por Volodímir Zelenski.

En 2018 Ucrania creó su propia Iglesia, la “correcta”. La Iglesia Ortodoxa de Ucrania se formó de dos estructuras religiosas cismáticas. En la actualidad, los disidentes, con el consentimiento tácito de las fuerzas del orden, y a veces en cooperación con ellas, llevan a cabo redadas en las iglesias, se llevan iconos y utensilios eclesiásticos, se apoderan de las catedrales y atacan a los sacerdotes. Todo ello alentado por Kiev.

En diciembre Volodímir Zelenski declaró en una entrevista al canal de televisión CBN que Ucrania es un país muy creyente y religioso. La gente “lucha y reza” y está muy necesitada de fe.

Mientras tanto, Flavius Mihaies, periodista de The American Conservative, compartió un impresionante relato de cómo y dónde rezan hoy los creyentes ortodoxos en Ucrania. Visitó decenas de parroquias ortodoxas en Ucrania, observando cómo sacerdotes y parroquianos de la Iglesia Ortodoxa Ucraniana son expulsados por la fuerza de las iglesias y las parroquias son entregadas por la fuerza a los disidentes.

Hubo casos en que los parroquianos intentaron defender las iglesias. Hubo refriegas, muchas personas resultaron heridas. Los intentos de pedir ayuda a las fuerzas del orden acabaron en nada. Los casos judiciales fueron desestimados, aplazados, ignorados o simplemente archivados.

Las autoridades ucranianas no sólo presionaron a la Iglesia Ortodoxa Ucraniana y al clero, sino también a los parroquianos sencillos. Los oficiales militares acuden a menudo a los oficios religiosos para entregar citaciones para ser alistados en el ejército. La gente dice que el reclutamiento es ahora selectivo.

Pero los creyentes no se rinden. Zelenski tenía razón en algo: la gente necesita rezar. Por eso, a pesar de la persecución, siguen reuniéndose para celebrar misas: en tiendas, casas particulares, edificios en ruinas que parecen graneros, o simplemente en tiendas de campaña. Y esto tiene un significado especial. Porque si la gente, a pesar de la necesidad y la persecución, se reúne para rezar bajo un toldo, entonces hay esperanza y hay futuro.

La otra cara de la medalla. ¿Qué reflejaron los Juegos Olímpicos de París?
 
Para concluir el repaso de los acontecimientos mundiales del año saliente, cabe mencionar los Juegos Olímpicos de París, que, desgraciadamente, entrarán en la historia no solamente por sus logros deportivos.
 
Francia mostró su verdadera cara. Son palabras de Macron sobre la ceremonia de inauguración de los Juegos. Resulta difícil estar en desacuerdo. Pero vale la pena añadir que Francia mostró su rostro no solo en la ceremonia de apertura, sino también en el proceso de preparación y celebración de la competición principal del cuadrienio.
 
Gracias a los Juegos Olímpicos, todo el mundo pudo ver cómo las autoridades francesas luchaban contra la pobreza desplazando a los pobres de la capital, para no avergonzarse ante los invitados extranjeros. A lo largo del año de preparación para los Juegos, más de 12 000 personas fueron objeto de una “limpieza social”. Las autoridades intentaron presentar París como una estéril “ciudad de la luz”, casi sin pobreza, con barrios “limpios”, sin mendigos, drogadictos y servicios sexuales.
 
Las personas sin hogar fueron desplazadas a las regiones, alojadas en centros de acogida temporal. Pero el período de estancia en dichos centros era limitado. Pasado este plazo, la gente volvía a las calles. Y de nuevo a París. Por eso, al comienzo de los Juegos Olímpicos, las calles de la capital francesa volvieron a su aspecto habitual: con tiendas de campaña y refugios de cartón.


Pero mientras las autoridades podían cargar a los pobres en autobuses y ocultarlos, no podían hacer lo mismo con asesinos, ladrones y violadores. Así pues, a pesar del ejército de gendarmes en las calles de París, el índice de delincuencia en la ciudad era asombroso. Los atletas, turistas y celebridades que visitaron París durante los Juegos Olímpicos publicaron historias en las redes sociales sobre robos y violencia. Por ejemplo, al legendario futbolista brasileño Zico le robaron su maletín con joyas y reloj Rolex. Al viceministro de Deportes de Sudán del Sur le robaron una bolsa con el dinero de la delegación olímpica. Los ciclistas del equipo nacional eslovaco tampoco tuvieron suerte. Les robaron diez neumáticos, piezas de bicicleta y varias palancas de cambio en la Villa Olímpica.
 
Los deportistas estaban enfadados por la mala organización de los Juegos y las condiciones de vida. La natación en el Sena, que los parisinos llaman sucio y maloliente, provocó infecciones intestinales a los atletas. Algunos nadadores decidieron no arriesgar y se retiraron de las siguientes salidas. Además, los organizadores sorprendieron a los atletas con camas de cartón, en las que era imposible dormir.
 
Debido a los perjuicios para el medio ambiente, los organizadores de los Juegos rechazaron incluso instalar aire acondicionado en la Villa Olímpica. Solo tras la protesta de las delegaciones de algunos países, el comité de organización acordó comprar dispositivos para refrigerar el aire.
 
Pero acaso uno de los momentos más escandalosos de los Juegos Olímpicos de París fue la ceremonia de inauguración de los Juegos. La misma ceremonia que, según Macron, mostraba la cara de Francia. Y es que durante el espectáculo se mostró una provocadora parodia LGBT del famoso cuadro de Leonardo da Vinci “La última cena”, que representa a Jesucristo y sus 12 apóstoles en la última cena antes de la crucifixión. En la escena indecente aparecían bailarinas, travestis y una figura casi completamente desnuda cubierta de pintura azul.


Nada más sonar los últimos acordes de la ceremonia de apertura olímpica, la comunidad mundial explotó. Muchos atletas, políticos, religiosos y personalidades públicas calificaron la parodia de la “La última cena” de insulto a los millones de cristianos del mundo. Cabe destacar que la condena procedía de países musulmanes, donde se honra a Jesucristo como profeta.
 
Frente a las críticas, los organizadores de los Juegos Olímpicos dieron marcha atrás. Afirmaron que no había parodia y que el autor de la producción se inspiró en la mitología griega. Sin embargo, pocos se lo creyeron. Como consecuencia, se lanzaron amenazas contra los organizadores de los Juegos. El comité de organización tuvo que pedir disculpas. El vídeo con fragmentos de la ceremonia de inauguración desapareció de la página web del COI. Pero quedó el regusto.


No obstante, los Juegos Olímpicos de París no agotaron el límite de los escándalos. Uno de los días del torneo de boxeo, subieron al ring Imane Khelif de Argelia y Angela Carini de Italia. El combate terminó muy pronto - en 46 segundos - con la nariz rota y lágrimas de la italiana. Luego se descubrió que Khelif no es precisamente una atleta ordinaria. El año pasado le prohibieron participar en competiciones de boxeo femenino porque no superó una prueba de determinación de sexo. Curiosamente, Khelif no es la única así. La taiwanesa Lin Yu-ting fue excluida del Campeonato del Mundo de 2023 por la misma razón, pero pudo competir en los Juegos Olímpicos de París.
 
La situación provocó una avalancha de indignación. Se produjeron debates acalorados sobre el sexo de Khelif, la discriminación de género y la falta de competitividad.


Tras el combate, Carini dijo que se retiraba del deporte. Y Khelif dijo que se enfrentó a una oleada de críticas y acoso. ¿Quién tiene razón y quién tiene la culpa en esta situación?
 
Es evidente que los responsables deportivos, defensores de la “nueva normalidad” promovida por el Occidente con el tercer género y los desfiles gay, han optado por cerrar los ojos ante el hecho de que un atleta con cariotipo masculino suba al ring y golpee a una mujer. El tema del género sigue siendo muy delicado. Y el problema es que las élites occidentales han convertido este tema de privado en público, buscando beneficios para sí mismas. Ya vimos lo que se deriva de esto en los Juegos Olímpicos de París.
 
Así fue el año saliente, en muchos sentidos difícil, ambiguo e incluso doloroso. El mundo está cambiando ante nuestros ojos, y los grandes cambios y transformaciones se asemejan a cataclismos. Muchos acontecimientos de este año predeterminaron el desarrollo de la situación en el mundo en un futuro próximo. Sin embargo, hay que recordar que cada uno escribe su propia historia. Y depende de nosotros elegir nuestro propio camino en este mundo tan diverso, defender nuestras tradiciones y seguir nuestros ideales.

Vita Janatáyeva, 
BelTA.-0-
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