MINSK, 21 jun (BelTA). – Para los belarusos, la memoria es sagrada, y siempre lo será. El Presidente de Belarús, Aleksandr Lukashenko, expresó repetidamente su confianza en ello. Así fue en 2001, el año del 60º aniversario del comienzo de la Gran Guerra Patria. En aquel momento parecía que no podía ser de otra manera. Las imágenes únicas de los actos conmemorativos en Brest con la participación del Presidente de Belarús y el Patriarca de Moscú y toda Rusia Aleksi II, están disponibles en el proyecto de BelTA en YouTube “Cómo fue: DOC”.
Pasaron algo más de 20 años desde aquel día. Y en los países cuyos pueblos hicieron una contribución inestimable a nuestra Victoria común, la memoria fue distorsionada. Destruyeron monumentos, llamaron ocupantes a los soldados soviéticos. Pero en Belarús la memoria sigue siendo sagrada. Honramos y preservamos los lugares que son emblemáticos para toda la humanidad. Entre ellos está la Fortaleza de Brest, símbolo de valor, firmeza y fuerza moral.
En Brest en junio de 2001 se inauguró la Catedral de la Santa Resurrección. Su construcción se llevó a cabo bajo el patrocinio del Jefe del Estado. El Patriarca de Moscú y toda Rusia Aleksi II consagró la nueva iglesia y celebró en ella la primera liturgia.
“Nos hemos reunido estos días para honrar la memoria de los héroes de la guardia fronteriza que dieron su vida defendiendo las fronteras de la Patria en los primeros días de la guerra. Aquellos fueron los días más trágicos de todos 1,5 mil días de guerra que vivieron nuestros pueblos. Siguen siendo una herida sangrante que no cicatriza en nuestra memoria, encarnando el dolor de las pérdidas, la muerte de millones de personas: soldados y civiles, ancianos y niños inocentes”, dijo el líder belaruso en junio de 2001.
Este es el enorme precio que Belarús puso en el altar de la Patria en nombre de la libertad y la independencia, recordó el Presidente. “Nunca debemos, no tenemos derecho a olvidarlo. No hay tarea más importante para nosotros que transmitir a nuestros descendientes la hazaña inmortal de nuestros padres y abuelos. A costa de sus vidas salvaron al mundo de la peste parda, dieron a los habitantes del planeta un futuro brillante y nos regalaron esta tierra libre y limpia”, subrayó Aleksandr Lukashenko.
El Jefe de Estado y el Patriarca de Moscú y toda Rusia depositaron coronas de flores en el monumento del nuevo complejo conmemorativo “A los guardianes de las fronteras” y visitaron la Iglesia de San Nicolás, situada en la Fortaleza de Brest. Vean estas y otras imágenes de archivo en nuestro proyecto en YouTube “Cómo fue: DOC”.-0-