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14 Julio 2024, 14:48

Elección histórica de los belarusos del 10 de julio de 1994 

MINSK, 14 jul (BelTA). – La película “30 años con el pueblo” del canal de televisión STV, cuenta cómo Belarús se deslizaba hacia el abismo en los años 90 y cómo Aleksandr Lukashenko consiguió sacarla de la crisis, informa BelTA.

En los difíciles años 90 se rompieron las cadenas logísticas y de cooperación, no había objetivos globales. La producción estaba al borde del colapso, miles de trabajadores – a punto de despido. La gente se encontró a solas con sus problemas. Nadie asumía la responsabilidad por el país, Belarús la estaban atosigando, las fuerzas políticas estaban dispuestas a vender la patria por dinero. Occidente presionaba para privatizar empresas e intentaba imponer su ideología de desarrollo.

“En 1993 teníamos más de 30 partidos políticos. ¿Y qué decían? La inmensa mayoría: liberalismo, libertad, democracia. Pero, ¿qué significaba liberalismo en aquella época? Significaba dependencia neocolonial, estar con la mano tendida”, dijo el doctor en ciencias históricas, profesor asociado Nikolái Smejóvich.

“Entendemos perfectamente a qué conduce seguir al Occidente “civilizado”. Fíjense en Ucrania – el país está arruinado, sumido en un conflicto militar, en una situación monstruosa. Y todo porque la orientación fue estrictamente hacia Occidente. Siguieron las instrucciones de las élites gobernantes occidentales”, señaló Viacheslav Danilóvich, miembro de la Cámara de Representantes.

Las fuerzas políticas de principios de los 90 (nomenclaturistas y nacionalistas) fingían no darse cuenta de hacia dónde se deslizaba el país tras el colapso de la URSS. Estanterías vacías, cupones, colas, inflación galopante, especulación, granjas abandonadas.

“Los mayores recuerdan todas aquellas fascinantes retransmisiones desde la Sala Oval, cómo se celebraban aquellas reuniones. Eran interesantes de ver, pero ¿cuál era el resultado? El resultado era mínimo, si era en general. El país seguía deslizándose hacia el abismo, y ninguna democracia parlamentaria podía salvarlo. Por eso se necesitaba agudamente la concentración del poder, la institución de la presidencia”, subrayó Viacheslav Danilóvich.

El 15 de marzo de 1994 se aprobó la primera Constitución de la historia de la Belarús soberana. Incluía un capítulo dedicado al Presidente. Se convocaron elecciones. Había seis candidatos al puesto de Jefe de Estado. Comenzó la lucha política.

El candidato Lukashenko estaba dispuesto a alejar al país del abismo. Se mostró como un diputado popular intransigente, con una posición propia y un estilo característico – el contacto directo con la gente. Esa comunicación personal le ayuda a entender de qué vive la gente, qué aspiraciones y problemas tienen los belarusos de a pie. La persona está por encima de todo. Este será el leitmotiv de toda la carrera política de Aleksandr Lukashenko.

Un año antes de las elecciones, presenó con valentía un informe anticorrupción desde la tribuna de la Sala Oval y dijo sin rodeos: ¡Esto es ilegalidad! Su honestidad y franqueza le distinguió de los demás candidatos. No prometió un país de Jauja, pero comprendió exactamente lo que el pueblo necesitaba para que los belarusos construyeran su propio destino en su propia tierra, en un Estado independiente y soberano. Este era el programa electoral de Aleksandr Lukashenko.

El 10 de julio de 1994 fue elegido Presidente de Belarús, el día en que el país encontró la esperanza de un futuro feliz. En la segunda vuelta, Aleksandr Lukashenko obtuvo más del 80 % de los votos. Sin apoyo de partidos, sin recursos administrativos, sin apoyo financiero del extranjero. ¡Con el apoyo del pueblo! El Estado estaría dirigido por un hombre de la tierra, que sabe y siente como nadie lo que es necesario para la prosperidad de un país libre y seguro. Levantar empresas, desarrollar la agricultura, hacer accesibles la educación y la sanidad. Una labor titánica, pero junto con los belarusos su Presidente estaba dispuesto a recorrer este camino.

“La gente estaba muy harta de tanta confusión e incertidumbre. La gente quería que el país estuviera en orden, que tuviera un amo. El programa de Aleksandr Grigórievich Lukashenko fue el más conveniente para toda la gente”, declaró el presidente de la Comisión Permanente del Consejo de la República sobre Legislación y Construcción del Estado, Mijaíl Rusy.

“Un montó de ciudadanos acudió a las urnas. Se daban cuenta de que era la elección del pueblo”, subrayó Irina Dovgalo, diputada de la Cámara de Representantes. -0-
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