La capacidad de vivir no sólo un día, sino de planificar competentemente el futuro es importante para cualquier persona. ¿Dónde estudiar para que luego la profesión elegida sea agradable y aporte ingresos, cómo organizar el hogar para que la familia esté cómoda y bien, si pedir un préstamo ahora o mejor ahorrar para una gran compra? Todas estas grandes y pequeñas preguntas forman parte de nuestra vida. Pero, ¿y si no se trata sólo de sus intereses personales o los de su familia? Si está a cargo de una pequeña división, una empresa, una industria o incluso un país entero, la tarea consiste en planificar realmente el futuro de todas las personas de las que es responsable.
Y no se trata de una acción única, sino de una labor regular diaria. Aunque uno quiera olvidarse de todo y tomarse un respiro. Pero cuando planifica algo, un directivo se apoya en el equipo, en las personas. Los planes no valen nada si no influyen en las masas, si no forman parte de la conciencia de la mayoría. Por eso es importante no sólo saber oír y escuchar a la gente, sino también hablar con ella, compartir planes, persuadir. Y a veces, si es necesario, obligarles a actuar en contra de la corriente dominante, estando seguro de su acierto. Todas estas habilidades distinguen a un temporizador de un verdadero líder, cuyos ojos están fijos en el futuro.
Últimamente, el Presidente de Belarús, Aleksandr Lukashenko, habla mucho del futuro. En reuniones con jóvenes, durante visitas a empresas, en mítines e incluso en la iglesia, adonde el Jefe de Estado acude tradicionalmente por Navidad y Pascua. Cuando le han preguntado por qué lo hace, el Presidente ha respondido con franqueza más de una vez: se acerca el cambio de generaciones.
Esta es la verdad de la vida, y no hay escapatoria. Pero la tarea es preservar el país y asegurarse de que sustituyan profesionales y patriotas que no arruinen lo que se ha creado con el trabajo de millones de ciudadanos durante las últimas décadas de la independencia. La actitud de Aleksandr Lukashenko ante esta cuestión queda elocuentemente ilustrada, por ejemplo, por estas palabras pronunciadas hace unos años: “Renunciar a la soberanía no va conmigo. Belarús es mi criatura. La he creado con mis propias manos. ¿Cómo puedo destruirla con mis propias manos?”.
Por eso habla mucho del futuro, prepara y afina al pueblo, da más libertad de acción al Gobierno y a las autoridades locales, e inició la concesión de un estatuto especial a la Asamblea Popular de toda Belarús. Para que después de décadas de autoritarismo (en el que no hay absolutamente nada malo, y este camino fue justificado y apoyado por el pueblo en la devastación de la década de 1990) para pasar pacíficamente y en silencio a la siguiente etapa. Si no el propio Aleksandr Lukashenko está en el poder, entonces será “un Lukashenko colectivo” - una nueva generación, que será capaz de construir un futuro aún mejor para el pueblo belaruso sobre la base de los logros actuales.
“Amo a mi pueblo, y ésta es mi especialidad. Hace 30 años juré que serviría a mi pueblo, y lo estoy haciendo. Por muy difícil que me haya resultado, hubo de todo. No cometimos errores graves. Caminamos sobre hielo delgado. Pero ni una sola vez rompimos el hielo ni caímos en esta agua fría. Este es nuestro principal logro”, confesó Aleksandr Lukashenko en la iglesia el día de Navidad.
¿Cómo ve el actual Presidente el futuro de Belarús y qué consejos da a los jóvenes? BelTA recogió las principales tesis recientes del Jefe de Estado.
Qué tipo de democracia necesita Belarús
En noviembre, en una reunión con estudiantes de la Universidad Lingüística Estatal de Minsk, se le preguntó a Aleksandr Lukashenko cómo veía el futuro de Belarús dentro de unas décadas. En su respuesta llamó la atención sobre el hecho de que la imagen del futuro de Belarús y el camino que seguirá el país deben ser determinados por la juventud actual.
“Quiero que estén en Belarús, que puedan trabajar y ganar dinero y que controlen su destino y su país. Esto por decirlo de forma sencilla. Y para ello deben definir su rostro, empezando por la elección del Presidente y expresando su posición de forma culta e inteligente. Deben expresar su opinión y guiar al país hacia donde debe ir”, subrayó el Jefe de Estado.
Este es el tipo de democracia que necesita el país: decente y disciplinada, está seguro Aleksandr Lukashenko. “Voten, elijan. Pero si han elegido, tengan la amabilidad de permitir que el Presidente ejerza sus poderes. Si no les gusta, expresen su opinión”, añadió.
Aleksandr Lukashenko expresó su deseo de que en el futuro Belarús siga siendo un país pacífico y confortable para la vida y que cada vez más nuevas generaciones de belarusos quieran vivir aquí. Y que se sientan orgullosos de su país.
“Nuestro orden mundial es la paz y la tranquilidad. Y el resto: de lo que ganemos, viviremos. Cómo trabajemos, así viviremos”.
En qué ve Lukashenko la verdad de la vida y la filosofía del éxito
En vísperas del Año Nuevo, en el tradicional baile para los jóvenes, Aleksandr Lukashenko habló de la idea principal con la que llegó a la política: preservar la continuidad.
“Había una confianza interior en lo acertado de este rumbo, y había una demanda pública. Por tanto, había apoyo del pueblo. Porque cada ciudadano sensato comprendió una sencilla verdad: nosotros, los belarusos, al menos no necesitamos luchar por el derecho a construir nuestro propio Estado. Pero si olvidamos o traicionamos a los que han pasado por este camino, tendremos que empezar de nuevo. Y lo que es peor (hoy ya se ve), puede que tengamos que empezar de nuevo con las armas en la mano. Dios no lo quiera”, señaló el Presidente.
“Esta es la verdad de la vida y la filosofía del éxito: si quieres llegar aún más alto, no rompas el pilar construido por generaciones anteriores. Apóyate en él y sigue adelante”, aconsejó el líder belaruso.
En la fiesta de Año Nuevo para niños en el Palacio de la República, el Presidente les aconsejó que estudiaran mucho: “No hay camino sin ello. Ya veis lo complicada que se ha vuelto la vida. Lo tenéis todo por delante, tenéis una cabeza brillante que no está cargada de nada. Pasad a la acción, cargadla con los conocimientos que os intentan enseñar en la escuela, la universidad y demás. Lo necesitaréis mucho en vuestra vida futura. Para estar bien decidido en la vida futura, debéis estudiar hoy”.
“Comprendo que por la mañana os levantáis como yo en aquel entonces, como vuestros amigos mayores, maestros, profesores, no queréis ir a ninguna parte, y hace mal tiempo, queréis quedaros en casa... Pero hay una palabra que se hizo muy popular hace poco “Hace falta”, dijo Aleksandr Lukashenko.
Sobre qué dificultades advierte el Presidente y por qué “no será de cualquier modo”
El próximo quinquenio en Belarús estará dedicado a la calidad, y su primer año fue declarado Año de la Mejora del País. Aleksandr Lukashenko lo dijo en su discurso de Año Nuevo y profundizó en el tema en el primer acto público de 2025: una reunión con los apoderados en las elecciones presidenciales.
El Año de la Calidad en Belarús fue 2024, pero pasó relativamente desapercibido en este sentido. Por ello, se decidió trabajar en esta dirección, y no sólo un año, sino cinco a la vez. “Hay una cierta formalidad belarusa: “lo será de una u otra manera”. Pero no será de cualquier manera, será como es necesario”, subrayó el Jefe de Estado.
Señaló que sigue habiendo muchos problemas. Se trata de la formación de precios, los servicios públicos, el transporte, el estado de las carreteras, etc. “Necesitamos arreglar todo esto. Necesitamos una disciplina ejecutiva clara. Es necesario simplemente cumplir lo que hemos acordado. La complacencia que tenemos ahora, no sirve de nada. No debemos relajarnos bajo ningún concepto. Además, estamos en el poder: no puede haber relajación. Si la gente confía en seguir trabajando, debemos continuar esta labor. Tenemos que continuar la política que hemos iniciado. He reflexionado muy detenidamente sobre todas las cuestiones que hemos tratado. No veo ninguna cuestión que sea secundaria, terciaria y que no deba tratarse. Todos los problemas que hemos tratado hasta ahora son relevantes en el futuro”.
Tampoco debe haber complacencia, porque el año 2025 promete ser desafiante e incluso difícil. Aleksandr Lukashenko hablaba de ello varias veces de forma directa y sin circunloquios. El principal reto es la economía. Y no se trata tanto de las sanciones como del estado general alrededor del país, de la situación de sus vecinos, de los principales mercados para Belarús.
Pero en este momento el Estado tiene todas las oportunidades para que todo el mundo haga su vida más próspera, está convencido Aleksandr Lukashenko. La receta es sencilla: trabajar más si se quiere vivir mejor.
Al mismo tiempo, el Presidente no se niega a seguir una política de orientación social, pero deja claro que la contribución de cada uno al bienestar general, así como su aportación personal, es importante: “Un Estado de orientación social es cuando el Estado mira hacia el pueblo. No se trata de que el Estado trabaje por todos. Ese no es el papel del Estado”.
“Cuando estemos unidos, cuando estemos juntos, cuando al menos miremos en la misma dirección por igual, entonces nos irá bien. Superaremos todas las dificultades y retos. Hemos aprendido a superarlos, sabemos cómo hacerlo. Pero sólo podremos hacerlo juntos”, declaró Aleksandr Lukashenko el día de Navidad.
Sobre el valor principal, sin el cual no se necesita nada más
Se puede hablar mucho de la economía, el bienestar, el Estado social, pero todo esto se arruinará a la vez si el país no tiene lo principal: la paz. Y él desea un futuro exclusivamente pacífico para Belarús.
“Y aquí - esta es mi tarea - se hará todo lo posible para mantener la paz en Belarús. Hay paz - compraremos todo lo demás. Viviremos, tal vez no ricamente, pero decentemente. Como vivimos ahora. No pedimos nada a nadie. Vivimos con el dinero, los medios y las oportunidades que tenemos en Belarús. Por eso, lo principal para nosotros es preservar la paz. Si no hay paz, no necesitamos nada”, enfatizó el Presidente.
Como ejemplo de lo que ocurre si no hay paz, Aleksandr Lukashenko citó la situación en los países vecinos, donde mueren miles de ciudadanos. “¿Lo necesitamos? No lo necesitamos. Así que haremos todo lo posible para mantener la paz”, aseguró.
Según sus palabras, el próximo año y todo el quinquenio transcurrirán también bajo el lema de la paz y la seguridad.
Otra condición importante para la paz es la justicia. En todo: en el trato a las personas, en los precios y en mucho más. Si los oligarcas, cuyos bolsillos están cargados de riquezas obtenidas injustamente, llegan al poder, pensarán ante todo no en las personas, sino en preservar sus capitales. Y el déficit de la justicia, tarde o temprano, sólo conducirá a la guerra, advierte Aleksandr Lukashenko.
Además de la paz, otro valor incondicional, que los belarusos se merecen por derecho, es la preservación de la soberanía del país, sea quien sea el que hoy pretenda hacerlo tambalear.
“Salvaremos nuestro país. Ya pertenece a nuestros hijos y nietos. Así que tenemos que pensar en su futuro, y estamos pensando. Haremos todo lo posible en los próximos cinco años para que nuestro país olvide para siempre el problema de preservar su estatalidad. Nuestro país siempre será un Estado, a pesar de las corrientes y tendencias en el ámbito internacional”, subrayó el Jefe de Estado en su intervención en la ceremonia de entrega del premio “Por el renacimiento espiritual”.
A quién pretende Lukashenko confiar el futuro del país
El futuro del Estado, como ya se mencionaba, está siempre en manos de la generación joven. Y esto no es sólo un privilegio, sino también una gran responsabilidad. Aleksandr Lukashenko desde la altura de su experiencia vital y presidencial no puede evitar señalar algunas carencias. “Sí, no tenemos malos jóvenes. Son lo que son. No habrá otros. Pero lo que me preocupa es que nuestros jóvenes no están tan apegados al trabajo como nosotros. Por eso se enfrentarán a una seria prueba en el futuro. Tenemos que determinar un poder normal, un Presidente normal, un Gobierno que indique el camino que seguirá nuestro país. No lo evitaremos. Esta es una de las direcciones, la esencia del cambio de generaciones”.
“No quiero decir que vaya a huir mañana. Mientras tenga salud, estaré con ustedes. Trabajaré en cualquier puesto para preservar lo que hemos creado con nuestras propias manos”, aseguró Aleksandr Lukashenko a los ciudadanos el día de Navidad.
Hizo hincapié en que no se aferra al poder y que hará todo lo posible por traspasarlo con calma y tranquilidad a la nueva generación: “El tiempo futuro, y especialmente los próximos cinco años, es un cambio de generación. Y yo, y muchos conmigo, no somos eternos. Tenemos que preparar a la generación más joven. La próxima generación. Nuestros hijos, que tomarán Belarús en sus manos y la cuidarán y apreciarán”.
Aunque el cambio de generaciones suele ser un proceso doloroso, pero en Belarús, promete Aleksandr Lukashenko, se asegurarán de que la gente no note ningún dolor.
Pero no se trata sólo de las autoridades. El cambio de generaciones se produce en diversos ámbitos, y hay que prepararse para ello. “Tendremos que formar a esta generación, tendremos que ponerlos en nuestras sillas: trabajadores creativos, trabajadores culturales, etcétera, etcétera. Y en el Gobierno. Es un trabajo duro, pero estamos decididos a organizarlo y llevarlo a cabo”, declaró el líder belaruso el 8 de enero en el Palacio de la República.-0-