El 26 de enero de 2000
MINSK, 1 jul (BelTA). – “No hay coyuntura política, pero sí una base para un mayor desarrollo económico y espiritual de los dos países y pueblos” – así caracterizó el líder belaruso la alianza con Rusia en su discurso de Año Nuevo con motivo del año 2000. El tiempo confirmó la justeza de estas palabras. Sí, no todo fue siempre fácil en las relaciones entre Minsk y Moscú. Pero casi un cuarto de siglo después, el Estado de la Unión sigue siendo la base del desarrollo de nuestros países. Qué acontecimientos de 2000 quedaron en la memoria de los belarusos en 2000, vean el proyecto de BelTA en YouTube “Cómo fue”.
En el mismo discurso, el Presidente de Belarús calificó la alianza con Rusia de necesidad histórica, por la que los pueblos habían sufrido. Y en su discurso de Año Nuevo con motivo de 2001 subrayó: “A pesar de todas las disputas y la diversidad de opiniones, hoy una cosa es indiscutible – la soberanía de Belarús. Y digan lo que digan hoy algunos políticos irresponsables, no vamos a vender nuestra soberanía ni a Occidente ni a Oriente. Los que lo dicen están orientados sólo a las próximas elecciones, mientras que nosotros deberíamos estar orientados a las próximas generaciones”.
Y mientras los belarusos escuchaban el discurso de Año Nuevo de Aleksandr Lukashenko, en el que el Jefe de Estado hablaba de política exterior, relaciones con los vecinos y soberanía, su colega ruso hizo una declaración inesperada. Fue en vísperas del año 2000, cuando Borís Yeltsin anunció su dimisión de la presidencia. Las relaciones entre Lukashenko y Yeltsin eran diferentes, pero fue con el entonces Presidente de Rusia con quien el líder belaruso hizo todo lo posible para que nuestros países entraran en la nueva era codo con codo.
El resultado del trabajo conjunto fue el Tratado sobre la Creación del Estado de la Unión, que entró en vigor en enero de 2000. Por supuesto, también hubo opositores al acercamiento de nuestros países. La creación del Estado de la Unión se convirtió en otra ocasión para la llamada oposición, que llevó a sus partidarios a “marchas por la libertad”. No había propuestas para resolver los problemas existentes en el Estado, sólo eslóganes a voz en grito en plan de “Lukashenko se irá y viviremos como en Europa”.
Y había mucho que resolver. El primer día del año nuevo tuvo lugar la denominación del rublo belaruso. La estabilización de la moneda nacional se convirtió en una prioridad para el Estado. Y se consiguió. Por cierto, ya entonces el Presidente llamó a contener los precios. “No exijo que congelen los precios y hundan así la economía. Pero estoy convencido de que una cuarta parte de este crecimiento es injustificada. Si tuviéramos orden en la producción, la situación del país sería diferente. Es inaceptable convertir su inactividad e ineficacia del trabajo en los precios”, decía Aleksandr Lukashenko.
En la palestra internacional, Aleksandr Lukashenko siguió promoviendo las ideas de paz y creación. Dirigiéndose a los participantes de la Cumbre del Milenio (Cumbre de la ONU), el mandatario belaruso acusó al bloque de la OTAN de llevar a cabo una operación militar en Yugoslavia. El Presidente no eligió expresiones convenientes: recordó abiertamente a la ONU que la principal función de la organización era formar un orden mundial justo. Y criticó a quienes intentan hacer de la ONU un instrumento para conseguir sus objetivos.
Les contaremos estos y otros acontecimientos que hicieron memorable el año 2000 en el nuevo episodio de nuestro proyecto en YouTube “Como fue”.-0-