Con frecuencia se puede oír que la Unión Económica Euroasiática es una asociación más formal que la Unión Europea. Pero la magnitud del Foro Económico Euroasiático y de la cumbre de la UEE sugiere lo contrario. Que juzguen: más de 2,7 mil participantes de 33 países. Seis grandes bloques temáticos. Más de 30 eventos que abarcaron, al parecer, todas las áreas posibles. Se habló de agricultura, industria, farmacia, altas tecnologías.... Y al foro y a la cumbre asistieron los dirigentes de los países que no son miembros de la UEE. Es más, a veces se encuentran en otros continentes. Ayer escribimos sobre el foro en detalle. Y hoy les contaremos por qué se recuerda la cumbre de la UEE, quiénes participaron en ella y cómo ve Aleksandr Lukashenko el futuro de la Unión.
Empecemos por la composición de los participantes. Además de los dirigentes de los cinco países y de los países observadores, se reunieron en la mesa de negociaciones, en formato ampliado, los dirigentes y representantes de, por ejemplo, los EAU y Mongolia. Se trata, sin duda, de un avance positivo: significa que la UEE es objeto de atención y que ven su potencial. Pero no todo el mundo lo ve con buenos ojos: algunos lo ven de reojo y otros son abiertamente hostiles. Nuestro Presidente también habló de ello.
“Algunos observan con buenos ojos cómo vamos ganando impulso y se suman a nuestro trabajo. Otros anticipan el momento en que tropezaremos o nos disolveremos del todo. De nosotros depende qué expectativas se cumplirán”, subrayó el Jefe de Estado.
Nadie necesita reunirse por reunirse: es otro mensaje del líder belaruso. Estas palabras se pronuncian a menudo por Aleksandr Lukashenko. Belarús abordó la organización de la cumbre de la UEE con el mismo principio. En Minsk se firmaron unos diez documentos, una cartera bastante respetable. El acuerdo de asociación económica con los EAU y el acuerdo comercial temporal con Mongolia son pruebas concretas de que se está estudiando la UEE.
“La teoría sin la práctica está muerta, la práctica sin la teoría está ciega”, palabras atribuidas al famoso comandante ruso Aleksandr Suvórov. Lo principal aquí es encontrar un equilibrio, como ha dicho hoy el Presidente de Belarús.
“Si queremos que nuestra Unión sea una estructura operativa y eficaz, y no una plataforma de discusiones teóricas (aunque tampoco está mal), el ritmo de desarrollo de nuestra Unión para los próximos cinco años debe ser intenso, cada dirección necesita un algoritmo claro de acciones que conduzcan a un resultado común concreto”, subrayó el Presidente.
Los participantes de la cumbre llegaban al Palacio de la Independencia uno tras otro, literalmente con un minuto de diferencia. Todos, excepto el primer ministro de Armenia. Ayer y hoy Nikol Pashinián trabajó a distancia en Minsk. Es decir, hablaba en el formato online, al que ya está acostumbrado. En el foro, Nikol Pashinián dispuso incluso de dos pantallas gigantes.
El Presidente de Irán también habló a distancia, por razones muy comprensibles y respetables. En general, muchos líderes prestaban una y otra vez la atención a la situación en la región de Oriente Próximo.
“Los recientes ataques contra las instalaciones nucleares iraníes bajo control del OIEA violan las disposiciones del derecho internacional, incluido el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares y las Convenciones de Ginebra de 1949, de la forma más peligrosa. Ni siquiera hablaré de los sentimientos que tales acciones despiertan en Belarús, el país más afectado por el accidente de la Central Nuclear de Chernóbil. En aquella época se registraron precipitaciones radiactivas incluso en Gran Bretaña, Alemania y Suecia. Probablemente piensan que ahora no les afectará. Especialmente el país que ha cometido tales actos”, perfiló la posición de Belarús Aleksandr Lukashenko.
Pero volviendo a Armenia... Nuestro Presidente llamó ayer la atención sobre la ausencia personal de Nikol Pashinián. Dijo que los países de la UEE deberían aclarar por qué Armenia adoptó esa posición. Si hay ambigüedades, ambas partes deben resolverlo. Nikol Pashinián, que habló justo después de nuestro Presidente, lo dejó sin atención. Aunque seguramente tuvo en cuenta la posición de Belarús.
Se habló mucho de los éxitos de la UEE. Y existen, no hay nada que ocultar. El PIB agregado de los países y asociaciones de integración regional, con los que la UEE ha establecido y formalizado relaciones, asciende a 72 billones de dólares, es decir, la mitad de la economía mundial y la mitad de la población de todo el planeta.
El PIB total de los miembros de la Unión Económica Euroasiática ha pasado de 1,6 billones de dólares a 2,6 billones, y el volumen total del comercio mutuo dentro de la asociación se ha duplicado hasta alcanzar 97 mil millones de dólares. El 93 % de los pagos entre nuestros Estados se realizan en moneda nacional. Todavía es muy pronto para hablar de desdolarización, pero se trata de un indicador muy serio.
El Presidente belaruso hizo algunas observaciones. Está seguro de que los países de la UEE necesitan acelerar la creación de instalaciones de producción avanzadas. Mientras tanto, en enero se aprobaron dos proyectos por valor de 17 millones de dólares: producción de flechas para ferrocarriles y cabinas para cosechadoras. “Hasta es ridículo nombrar estos proyectos”, añadió Aleksandr Lukashenko. Según el Presidente, debemos acelerar allí donde haya una ventaja especial a favor de las corporaciones occidentales - productos farmacéuticos, industria automovilística y microelectrónica... De lo contrario, no podremos lograr la independencia de las importaciones, de la que se habla cada vez más hoy en día.
Tampoco se habla menos de la seguridad alimentaria. No todo es tan fácil en el tema. Aleksandr Lukashenko llegó a calificar la situación de alarmante. Para estabilizar los precios de ciertos bienes tenemos que abrir el mercado a las importaciones. También necesitamos resultados en cuestiones de desarrollo digital: hacer que funcione la firma electrónica. Y muchas otras cosas. El Presidente ha hablado de ello en detalle.
En general, la mejor manera de hablar de cómo se organizó la cumbre fue la que dijeron sus participantes directos, que la conocen mucho mejor que un observador externo. Shavkat Mirziyóyev, por ejemplo, destacó “la fructífera presidencia de Belarús en la Unión Económica Euroasiática, durante la cual se intensificó notablemente la interacción práctica multilateral”. Y Vladímir Putin dijo en el foro de ayer que varios centenares de representantes de grandes, medianas y pequeñas empresas rusas acudieron a Minsk. Todas las ideas, recomendaciones y sugerencias útiles se tendrán en cuenta en los futuros trabajos para fortalecer la Unión Económica Euroasiática, aseguró el dirigente ruso.
Sin duda, la UEE se fortalecerá y actualizará. Y, tal vez, en un futuro próximo alcance el título de la UEE 2.0. En cualquier caso, el Presidente de Belarús esbozó sus contornos con gran detalle en el foro de ayer. Al fin y al cabo, como dijo el Presidente: “En una situación de turbulencia global, es importante no estar a la cola de los acontecimientos, sino influir en la agenda global de forma positiva, tener modelos bien pensados de respuesta a los retos externos”.
BelTA.-0-
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