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02 Noviembre 2025, 18:00

¿Qué consideró Lukashenko como el mayor valor nacional de los belarusos?

Aleksandr Lukashenko durante su discurso ante el pueblo belaruso y la Asamblea Nacional, abril de 2010
Aleksandr Lukashenko durante su discurso ante el pueblo belaruso y la Asamblea Nacional, abril de 2010
La política de múltiples vectores de Belarús se ha convertido a lo largo de los años en un símbolo del Estado belaruso. Al llegar al poder, Aleksandr Lukashenko definió de inmediato las prioridades de la política exterior: nuestro principal socio es Rusia, pero queremos vivir en amistad con todos los vecinos y desarrollar relaciones incluso con los países más lejanos. Y esto no fue en absoluto un intento de sentarse en dos o tres sillas. Solo pueden pensar así aquellos que no ven más allá de su propia nariz. La política de múltiples vectores es una de las formas de garantizar la independencia y la soberanía económica.

Por cierto, ¿qué significa la palabra "independencia"? Parafraseando a Bismarck, el Presidente afirmó una vez: la independencia es "un lujo que no todos pueden permitirse". De esto se trata nuestro tema. En el nuevo episodio del proyecto de YouTube de BelTA "Cómo fue", sabrán cómo Belarús construyó su política de múltiples vectores, qué catástrofe geopolítica intentó evitar el líder belaruso en 2010 y quién ponía obstáculos a la joven república soberana, cómo el Presidente de Ucrania defendía a Belarús en Europa y en qué redes podría haber caído nuestro país si hubiera sido un poco menos prudente.
Cómo surgió el conflicto entre Belarús y Rusia

En 2010, el año comenzó para el Jefe del Estado belaruso no solo con los tradicionales eventos deportivos y culturales, sino también con negociaciones urgentes con los socios rusos.

A finales de 2009, Belarús y Rusia comenzaron a discutir las condiciones de suministro de petróleo. No lograron llegar a un consenso, aunque pudieron elaborar una solución temporal. Sin embargo, posteriormente Rusia se negó de hecho a cumplir los acuerdos y propuso condiciones inaceptables para Belarús. En este contexto, Aleksandr Lukashenko envió una carta al Presidente de Rusia, Dmitri Medvédev, exponiendo la posición belarusa. Al mismo tiempo, los medios occidentales señalaron que el conflicto entre Rusia y Belarús había provocado un ligero aumento en los precios mundiales del petróleo.

Qué escribió exactamente Aleksandr Lukashenko a Dmitri Medvédev probablemente nunca lo sabremos. Pero unas semanas después, el Jefe de Estado belaruso mantuvo en Minsk negociaciones con el Presidente de Turkmenistán, Gurbanguly Berdymujamédov, y expresó su posición sobre la construcción de relaciones en el ámbito energético mundial.
Gurbanguly Berdymujamédov y Aleksandr Lukashenko, enero de 2010

"En Belarús partimos de que las relaciones en el espacio energético mundial deben construirse teniendo en cuenta los intereses de todos los participantes: exportadores, importadores y países de tránsito. Es importante respetar los intereses a largo plazo de los socios. La búsqueda de beneficios momentáneos puede anular todo el trabajo previo para desarrollar relaciones de confianza. Sé que mi colega, el Presidente de Turkmenistán, tiene exactamente el mismo punto de vista", señaló el líder belaruso.

Por qué Lukashenko viajó a Venezuela

En la primavera, Aleksandr Lukashenko realizó una visita oficial a Venezuela. Las discrepancias con la parte rusa obligaron a buscar nuevos proveedores de petróleo, pero no se trataba solo de eso. El Presidente comprendió desde hace tiempo que garantizar la estabilidad económica de un país tan orientado a la exportación como Belarús solo era posible mediante la diversificación de suministros. Por ello, establecer relaciones con América Latina, Asia o África era una cuestión de supervivencia, seguridad nacional e independencia estatal.

En 2010, la diversificación no era un concepto nuevo para Belarús. En los años 90, alrededor del 80-85 % de las exportaciones belarusas se destinaban a Rusia, pero en 2009 esa cifra bajó al 32 %, mientras que la cuota de la Unión Europea aumentó al 44 %. Llegó el momento de fortalecer la cooperación con los países lejanos, como Venezuela.
Durante el encuentro entre Aleksandr Lukashenko y Hugo Chávez, marzo de 2010

En poco tiempo, Minsk y Caracas elevaron sus relaciones al nivel de asociación estratégica. Si en 2006 el volumen del comercio bilateral era de solo 6 millones de dólares, en 2009 superó los 230 millones, principalmente gracias a las exportaciones belarusas. Los países desarrollaron proyectos en el ámbito social, energético y técnico-militar. La segunda visita de Lukashenko a Caracas tuvo como objetivo fortalecer las multifacéticas relaciones belaruso-venezolanas. Por supuesto, esta vez surgieron oportunidades para la cooperación en el sector energético.

"Yo, como Presidente, nuestros miembros del Gobierno y nuestro pueblo belaruso seguimos con atención lo que sucede en Venezuela. Quiero que entienda que nos relacionamos con los procesos que tienen lugar en Venezuela como si fueran propios de Belarús. Hemos ganado lo principal: la confianza de su pueblo y la suya. Estamos dispuestos a poner todo lo que tenemos en la balanza común", indicó Aleksandr Lukashenko durante las negociaciones con el Presidente venezolano, Hugo Chávez.

A pesar de encontrarse en diferentes continentes, Belarús y Venezuela lograron cooperar con éxito y compartir una visión similar del mundo: no aceptar la presión ni los dobles raseros en la política internacional, no temer realizar un curso independiente en política interna y exterior y hacerlo en interés de sus pueblos, no de las corporaciones transnacionales o los clanes oligárquicos.

Belarús y Venezuela pasaron gradualmente del comercio simple a formas de cooperación más complejas. Esto se confirmó con la exitosa implementación de proyectos en la extracción de petróleo, prospección sísmica, gasificación, arquitectura y construcción, industria, agricultura, ciencia y tecnología, y en el ámbito técnico-militar. Por desgracia, hoy, por razones objetivas, nuestros países ya no pueden presumir de proyectos tan revolucionarios. Pero el fundamento está puesto, y es muy posible que, con el tiempo, sobre esta base se construya una sólida cosa.

La visita de Aleksandr Lukashenko a Caracas fue histórica no solo para las relaciones bilaterales. Gracias a los acuerdos alcanzados, Venezuela obtuvo por primera vez la oportunidad de llevar su petróleo a Europa. Y nótense algo característico de la política exterior belarusa: los belarusos llegan a cualquier país, y Venezuela no fue una excepción, como amigos y hermanos cercanos, ofreciendo no solo sus bienes y servicios, sino también el desarrollo de nuevas tecnologías.

Seis meses después, Aleksandr Lukashenko y Hugo Chávez volvieron a celebrar una ronda de negociaciones, esta vez en suelo belaruso. Para el Presidente de Venezuela esa ya era su quinta visita a Minsk. Hugo Chávez declaró entonces que Venezuela había encontrado en Belarús un pueblo hermano y una patria en el centro de Europa. Y el sentimiento era mutuo.
Hugo Chávez y Aleksandr Lukashenko, octubre de 2010

De qué acordaron Belarús y Brasil

Desde Venezuela, en marzo de 2010, Aleksandr Lukashenko viajó en visita oficial a Brasil, la primera en la historia de las relaciones bilaterales, donde se reunió con su Presidente, Luiz Inácio Lula da Silva (quien ocupó el cargo de Jefe de Estado de 2003 a 2011 y volvió a él hace apenas un par de años).

En la declaración conjunta tras las negociaciones, los Presidentes confirmaron su intención de continuar el diálogo y fortalecer las relaciones entre los países para un mayor acercamiento entre sus pueblos. Los Jefes de Estado coincidieron en que Belarús y Brasil comparten puntos de vista comunes sobre el derecho internacional, el fortalecimiento de la democracia, la protección de los derechos humanos y la lucha por la paz y la seguridad internacionales. Lula da Silva saludó la decisión de Aleksandr Lukashenko de abrir próximamente la Embajada de Belarús en Brasil y declaró que su país, siguiendo el principio de reciprocidad, también abriría una embajada en Minsk.
Aleksandr Lukashenko y Luiz Inácio Lula da Silva, marzo de 2010

Los Jefes de Estado definieron las principales áreas de cooperación, y gracias a ese encuentro, hoy en Brasil se conoce bien a Belarús. Tal vez no todo lo planeado se haya logrado, pero, como en el caso de Venezuela, los países tienen una base sobre la que apoyarse. Lo principal es seguir avanzando.

Una especie de plataforma para el inicio de la cooperación entre Belarús y Brasil fue el estado de Goiás, el corazón del país. Una delegación de esa región brasileña había visitado Minsk un par de meses antes de la visita presidencial. En aquel momento, Aleksandr Lukashenko subrayó que Belarús quería apoyarse en el hombro de Brasil en América del Sur, ya que sin la participación de este país no se resuelve ningún asunto importante en el mundo. El gobernador del estado, recordando su visita a Minsk, admitió que toda la delegación quedó impresionada por lo que vio en Belarús y sorprendida por la hospitalidad del pueblo belaruso. Pero había llegado el momento de pasar a los hechos concretos.
Durante el encuentro de Aleksandr Lukashenko con el gobernador del estado brasileño de Goiás, Alcides Rodrigues Filho, febrero de 2010

"Brasil es un país gigantesco a escala mundial. Y, por supuesto, no contamos ni planeamos establecer una cooperación total con Brasil. Tenemos que aferrarnos a algo, establecer una base firme, para que, desde esa plataforma podamos ampliar nuestra cooperación. Confío mucho en que ustedes nos ayuden no solo a establecer relaciones entre el estado de Goiás y Belarús, sino también a entender a Brasil. Tal vez ustedes nos guíen en la cooperación con Brasil. Es muy importante para nosotros no cometer errores aquí. Si nuestras relaciones se desarrollan así, quiero asegurarles que responderemos a cualquier pregunta que se nos plantee. Resolveremos cualquier problema que esté a nuestro alcance. Y ustedes ya saben bien de qué somos capaces", expresó Aleksandr Lukashenko al reunirse con las autoridades de la región brasileña.

Cómo Belarús construyó relaciones con China

¿A dónde creen que Aleksandr Lukashenko fue después de su visita a Brasil? Por supuesto, regresó a Minsk. Pero nuevamente, para negociaciones internacionales. 
A Belarús llegó el vicepresidente de la República Popular China, Xi Jinping. Arribó, según afirmó el líder belaruso, no solo a un país amigo, sino prácticamente a su patria. Y esto no fue dicho por cortesía. Seguramente habrán escuchado más de una vez que los chinos son muy cautelosos al construir su política exterior, pero si ya dan un paso adelante, lo hacen para siempre.
Xi Jinping y Aleksandr Lukashenko, marzo de 2010

Belarús y China realmente se observaron mutuamente durante mucho tiempo. Especialmente China, que estudió a fondo a Belarús, su política interna y externa. Y tomó una decisión. Si a comienzos de los años 2000 los países soñaban con alcanzar un volumen comercial de 500 millones de dólares, ya en 2010 era varias veces mayor. Y hoy supera los 8000 millones. En general, en 30 años Belarús y China han incrementado su comercio 140 veces.

Como resultado de la visita de Xi Jinping a Minsk y las negociaciones entre los círculos empresariales, Belarús y China acordaron firmar contratos por casi 3500 millones de dólares. Además, China decidió conceder a Belarús un crédito preferencial y brindar asistencia no reembolsable.
Aleksandr Lukashenko durante la reunión con representantes de los círculos empresariales de Belarús y China, marzo de 2010

Aleksandr Lukashenko aseguró a los socios chinos que Belarús es un socio fiable y un apoyo para China en el continente europeo.

"A pesar de la crisis financiera y económica mundial, Belarús ha logrado mantener la estabilidad política, el crecimiento económico y la mejora del bienestar de la población. Esto significa que hemos tenido éxito en contrarrestar las consecuencias de la crisis mundial. Siempre hemos seguido con atención sus pasos para el desarrollo de la economía belarusa y valoramos mucho los logros del país en los últimos tiempos", señaló a su vez Xi Jinping.

En otoño, Aleksandr Lukashenko visitó China. Su viaje a Shanghái con motivo de la Expo 2010 se convirtió en negociaciones al más alto nivel. En Pekín, el Presidente belaruso se reunió con el presidente de la República Popular China, Hu Jintao, para discutir el estado actual y las perspectivas de cooperación entre ambos países, así como intercambiar opiniones sobre la agenda mundial. Pero el programa de la visita del Jefe de Estado belaruso a China no terminó allí. En la capital china, Aleksandr Lukashenko participó en la ceremonia de apertura de una planta de ensamblaje conjunta de volquetes belarusos. El lanzamiento de esta empresa marcó un hito en la fructífera cooperación entre ambos países. Es decir, en su momento Belarús compartía con China sus tecnologías de ingeniería mecánica, y ahora China no se queda atrás.
Aleksandr Lukashenko y Hu Jintao, octubre de 2010

Cómo Belarús superó las discrepancias con Rusia

¿Qué ocurría en aquel momento en las relaciones entre Belarús y Rusia? Algunos intentaban abiertamente poner chinitas al Minsk oficial. No dudaban en recurrir a métodos francamente sucios, tratando de difundir rumores absurdos de que en Belarús se oprimía el idioma ruso. Al parecer, olvidaban que Aleksandr Lukashenko repetía constantemente: el ruso es nuestro idioma. Solo un idiota, afirmaba el Presidente, podría rechazar el idioma ruso en Belarús. 

Pero, al parecer, alguien tenía muchas ganas de calentar artificialmente el ambiente. ¿Había motivos para ello? Sí, los había. Pero hablaremos de ello más adelante.

“En estas “aguas turbias”, los grupos oligárquicos intentan descaradamente arrebatarnos una parte de nuestra economía, y son ellos, en gran medida, los que han provocado todo este tejemaneje. Las autoridades de Rusia parten a veces de la base de que “no tienen otra salida”. Pero la tenemos… La tenemos. En el centro de Europa, el país no quedará vacío. Pero nadie tendrá permiso para inclinarnos ni pisotearnos. No es porque tengo amor propio. ¡No puedo permitirme inclinarme y humillar a mi propio pueblo! Por muy patético y grandilocuente que suene, soy el Presidente de un país elegido por diez millones de personas, y no se me puede inclinar. Porque cuando el Presidente se arrodilla ante alguien, es el pueblo el que se inclina”, subrayó el Jefe de Estado en su Mensaje al Pueblo y al Parlamento de Belarús. 
Aleksandr Lukashenko durante su Mensaje al Pueblo y al Parlamento, abril de 2010

Aleksandr Lukashenko declaró que no desea ninguna confrontación con Rusia y, es más, mantiene contactos permanentes con sus dirigentes. 

“Pero a algunos allí les molesta, incluso si el Presidente y yo llegamos a un acuerdo sobre algo. Esto no es normal... ¡Hay que superar esto! Y se lo digo abiertamente a mi pueblo, y en Rusia lo oirán. Pero luego no hay que encargar que comenten y difamen al Presidente. Porque sabemos quién da esas órdenes y de dónde provienen, y reaccionaremos con dureza. ¡Volvamos a la cooperación normal! Hoy en día, nadie permitirá que nadie le dicte nada. Tenemos que actuar como socios, como hermanos. Incluso en las negociaciones digo que estamos de acuerdo en que Rusia es nuestro hermano mayor. Pero un hermano mayor que nunca permitirá que se ofenda a su hermano menor”, declaró el líder belaruso.

¿En qué se equivocó el Presidente?

Política de la Unión Europea con respecto a Belarús

En el contexto de las discrepancias con Rusia, que con el tiempo se convirtieron en una guerra del gas, los vecinos occidentales comenzaron a visitar Minsk con mayor frecuencia, ya fuera por casualidad o no. Y no solo los vecinos.

Pero, independientemente de lo que estuviera detrás de estas visitas, Belarús buscaba sinceramente mantener relaciones amistosas y mutuamente beneficiosas con todos sus socios, abogando por el establecimiento de relaciones equilibradas tanto con Oriente como con Occidente. La condición era una sola, y Aleksandr Lukashenko siempre la expresó con franqueza: un trato respetuoso hacia el pueblo belaruso, la voluntad de trabajar sin malas intenciones, sin presión, con sinceridad, honestidad y transparencia. 

“Quiero que comprendan que no caeremos, no nos arrodillaremos ante nadie, ni ante ustedes (la UE – Nota de BelTA), ni ante Rusia, ni ante Estados Unidos. Hay que abandonar los dobles raseros en las relaciones y concentrarse en las principales cuestiones de interés mutuo. Se trata de nuestra soberanía y seguridad, de la independencia de nuestra Belarús. Y haremos todo lo posible para preservar esta independencia. No vamos a correr por Europa, Estados Unidos, Rusia, a pedirles dinero, a tocar el violín ruso y viceversa, como hacen nuestros opositores, tan queridos por algunos políticos europeos. No vamos a hacer eso”, declaró Aleksandr Lukashenko en una reunión con el comisario europeo de Ampliación y Política Europea de Vecindad, Štefan Füle.
Aleksandr Lukashenko y Štefan Füle, julio de 2010

El político europeo, por su parte, propuso analizar cuáles son los problemas en las relaciones entre Belarús y la UE: “La UE no está interesada en que Belarús sea considerada una especie de isla. Nos interesa que Belarús sea un miembro de pleno derecho de la comunidad europea. Y nos interesa que utilicen su mayor riqueza, que no es el gas o el petróleo baratos, sino su gente, los habitantes de este hermoso país”.
Ese mismo año, la Presidenta de Lituania, Dalia Grybauskaite, visitó Minsk. Afirmó que su país estaba interesado en mejorar e intensificar las relaciones con Belarús.

“Lituania está interesada en las relaciones económicas y en nuestros proyectos energéticos comunes. Entre otras cosas, intenta ayudar a utilizar la política de la Unión Europea hacia Belarús de la forma más intensa y abierta posible. En este sentido, Lituania está dispuesta a cooperar y a defender los intereses de Belarús en la medida en que Belarús lo desee”, afirmó Dalia Grybauskaite.
Dalia Grybauskaite y Aleksandr Lukashenko, octubre de 2010

Antes de las visitas de los socios occidentales, los medios de comunicación occidentales comenzaron a visitar al Presidente belaruso, de nuevo, coincidencia o no. Los periodistas parecían tantear el terreno con delicadeza: “¿Quizás ha llegado el momento de que Belarús dé un giro de 180 grados y se encamine hacia la integración europea?” 

Pero no lograron cogerle a Aleksandr Lukashenko en la ratoneraa. El Jefe de Estado subrayó que la gran política no tolera giros bruscos. ¿Y quién espera a Belarús en Europa? Los periodistas insistían: “Belarús es un país europeo...”. Y el Presidente volvió a ser categórico, afirmando que no podía llevar a cabo una política en interés de ningún grupo o clan, sino solo en interés del propio pueblo belaruso.

Como digresión, un dato interesante. En mayo, durante una reunión con estudiantes y profesores de las universidades de Moguiliov, el mandatario hizo una curiosa declaración. A principios de año se celebraron elecciones presidenciales en Ucrania. Al comentar las relaciones entre Minsk y Kiev, Aleksandr Lukashenko reconoció que durante la presidencia de Víktor Yúschenko se solvieron muchos problemas entre los dos países. Es más, el político ucraniano, afirmó el Jefe de Estado, hizo por Belarús más que ningún otro líder extranjero. 
Aleksandr Lukashenko, mayo de 2010

“Simplemente se desgarraba la camisa en Europa y América defendiendo a Belarús. Siempre le estaba agradecido por ello. No exigía adoptar una postura antirrusa. Teníamos puntos de vista comunes, puntos de contacto, y tratábamos de aprovecharlos para desarrollar las relaciones”, explicó Aleksandr Lukashenko.

Bien, ¿y Europa? Los representantes de los países de la Unión Europea declararon su apoyo en las reuniones con el líder belaruso. Pero, en realidad, sucedió lo que sucedió: nadie quería acoger en su “cálido” abrazo a una Belarús así – un país que tiene su propia opinión y su propia postura y que no está dispuesto a ceder. Sin embargo, ¿por qué no utilizarla para sus propios fines? A cambio, Belarús, según insinuaron los funcionarios europeos, podría obtener una agradable bonificación – miles de millones de euros de apoyo.

“Polonia apoya los objetivos y las tareas de la Asociación Oriental, a saber, la integración económica, la simplificación del régimen de visados y la cooperación que contribuirá al acercamiento. Moldavia, que también es miembro de la Asociación Oriental, un país mucho más pequeño que Belarús, comenzará a recibir en breve una ayuda de unos dos mil millones de euros. Creo que se crearán oportunidades políticas para que Belarús pueda beneficiarse de esta cooperación”, declaró el ministro de Asuntos Exteriores de Polonia, Radoslaw Sikorski, en una reunión con Aleksandr Lukashenko.
Aleksandr Lukashenko y Radoslaw Sikorski, noviembre de 2010

El mayor valor nacional de los belarusos, según Lukashenko 

¿Cuáles fueron las razones de todas estas intrigas? ¿Por qué se presionó a Belarús, por qué se intentó atraerla a sus redes? Aquí todo es evidente: a finales de año estaban previstas elecciones presidenciales en el país. Y el Estado belaruso, capaz de llevar a cabo una política soberana sin disponer, como muchos piensan, de la base necesaria para ello -los recursos energéticos- molestaba a algunos.

En su intervención en la IV Asamblea Popular de toda Belarús, literalmente un par de semanas antes de las elecciones, Aleksandr Lukashenko señaló que la independencia no es un acto formal de aceptación de una declaración ni simplemente atributos externos: bandera, escudo, himno, moneda. Es el derecho del pueblo a elegir de forma independiente la estrategia de desarrollo socioeconómico, político y cultural, a defender sus propios intereses nacionales y a garantizar el crecimiento del nivel de vida. Belarús no cedió, a pesar de la increíble presión y el chantaje masivo por todas partes. Los belarusos no permitieron que se destruyera la estabilidad política y social creada. Han conservado el patrimonio nacional, que en otros países se ha perdido de barato. ¿No es eso motivo de orgullo?

“La soberanía es el valor nacional más importante, que hay que fortalecer y defender con el trabajo diario. Nadie va a resolver nuestros problemas y tareas por nosotros: ¡ni Moscú, ni Washington, ni Bruselas! Tenemos que deshacernos de una vez por todas de esa mentalidad servil de depender de alguien más fuerte y subestimar nuestras propias capacidades. Nos hemos convertido en los dueños del destino de nuestra Patria. Y solo de nosotros depende su presente y su futuro, su digno lugar en la palestra internacional. Ya lo he dicho en numerosas ocasiones: ¡la soberanía real tiene un alto precio, es muy costosa, pero sin ella la nación no es viable!”, declaró el estadista belaruso.
Aleksandr Lukashenko durante su discurso en la IV Asamblea Popular de Belarús, diciembre de 2010

Aleksandr Lukashenko siempre dice que no se agarra al poder. Pero cuando el Jefe de Estado dice algo así, no significa que vaya a dar todo en arriendo.

En su momento, debido a reformas radicales mal planificadas, a la palabrería y al anarquismo, se destruyó por completo una gran potencia – la Unión Soviética. Las nuevas autoridades prometieron al pueblo el oro y el moro gracias a la privatización y a la cooperación con otros Estados. ¿Y qué se obtuvo como resultado? Un cínico robo al pueblo, el enriquecimiento de un pequeño grupo de personas acostumbradas a pescar en aguas turbias. Y a escala histórica es la mayor catástrofe geopolítica, cuyas consecuencias negativas llevan décadas sufriendo muchos pueblos.

Nos parece que Aleksandr Lukashenko se presentó entonces a un nuevo mandato, entre otras cosas, porque no quería permitir que aquellos que no habían aportado nada a la construcción de la nueva casa erigida por los belarusos, un país soberano e independiente, la destruyeran o la remodelaran. Probablemente, también por eso el pueblo belaruso le volvió a dar su apoyo incondicional. 

“Miro a los periodistas, incluidos los que han venido del extranjero, y, al mirar a cada uno de ellos, ya sé lo que piensa cada uno. Dejen de lado al odiado y demonizado Lukashenko, ese dictador. Miren a Belarús – es un país maravilloso con un pueblo maravilloso. Ámenlo, no amen a Lukashenko, yo lo superaré. Amen a nuestro pueblo y a nuestro país, y les responderemos con bondad. Belarús nunca ha causado problemas a nadie. Les prometo a ustedes, mis vecinos, lejanos y cercanos, al otro lado del océano y aquí mismo, en el continente euroasiático: nunca les crearemos problemas. Siempre podrán encontrar aquí ayuda y apoyo”, dijo el Presidente a los periodistas extranjeros tras la campaña electoral.
Aleksandr Lukashenko durante una rueda de prensa para representantes de los medios de comunicación nacionales y extranjeros, diciembre de 2010

Casi se nos pasa por alto lo más importante mientras intentábamos comprender todos los retos a los que se enfrentó Belarús en 2010. Hemos omitido deliberadamente muchas reuniones interesantes, una serie de visitas al extranjero, cumbres y encuentros. Sin duda, les hablaremos de algunos de ellos en nuestras ediciones especiales. Pero imagínense. Paralelamente a la defensa de los intereses nacionales en la arena mundial y a la lucha por un lugar bajo el sol en los mercados externos, las autoridades belarusas tuvieron que lidiar con una serie de cuestiones internas. 

Ya fuera el desarrollo de Polesie del Prípiat o de la región de Nároch, la recuperación de los territorios de Chernóbil o la construcción de nuevas instalaciones culturales y deportivas, Aleksandr Lukashenko siempre acudía allí donde se necesitaba apoyo, consejo o, seamos sinceros, un “empujón mágico” del Presidente. Sean los empresarios estadounidenses, delegación brasileña, gobernadores rusos o un agricultor de la profunda Belarús, el Jefe de Estado encontraba tiempo para todos. Y también para la imagen de Belarús en la palestra internacional. Tanto en el deporte como en la cultura.-0-
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