PROVINCIA DE LENINGRADO, 27 ene (BelTA). – El Presidente de Belarús, Aleksandr Lukashenko, participó en la ceremonia de inauguración del complejo conmemorativo en memoria de los civiles soviéticos víctimas del genocidio nazi durante la Gran Guerra Patria en la provincia de Leningrado junto con el Presidente de Rusia, Vladímir Putin, informa BelTA.
“¡Queridos veteranos, hijos, nietos y bisnietos de los héroes del Leningrado sitiado, amigos de San Petersburgo! Gracias por la invitación. Es muy importante para mí estar aquí en días tan sagrados para nuestros pueblos. Hoy, en el día del levantamiento completo del sitio de Leningrado, estamos inmersos en los pensamientos y sentimientos de la gente que sobrevivió al infierno en la tierra. Incluso 80 años después, el recuerdo de estos acontecimientos nos aprieta el corazón, nos hace sentir de nuevo la amargura de la pérdida y la alegría de la liberación, y la increíble intensidad de la lucha por la vida, por nuestra Victoria. El precio de la Gran Victoria es nuestro dolor común. Común para todos los pueblos condenados a muerte por la Alemania de Hitler. Los belarusos lo sienten como nadie”, declaró el Jefe de Estado.
Este dolor está fundido en bronce y esculpido en piedra en miles de fosas comunes de soldados desconocidos, en lugares de ejecuciones masivas de civiles y hazañas abnegadas de soldados del Ejército Rojo, partisanos, combatientes clandestinos – desde Moscú hasta Brest y Berlín. “Cada monumento de este tipo es un testigo, un acusador y un juez. Cada monumento es una prueba irrefutable del genocidio del pueblo soviético. Es un veredicto para siglos, por mucho que alguien no lo quiera hoy”, enfatizó Aleksandr Lukashenko.
Señaló que el recuerdo de las víctimas de aquella guerra, el heroísmo de nuestros padres y abuelos impide hoy vivir a mucha gente y, en primer lugar, a los seguidores ideológicos de asesinos y traidores: “Ellos son los que honran hoy a los verdugos en sus parlamentos. Fueron ellos los que empezaron la guerra contra tumbas y monumentos en Polonia, los países bálticos y Ucrania. ¡Están totalmente locos! ¿Cómo pueden pensar que destruyendo un monumento destruirán la memoria que vive en el corazón del pueblo? El pueblo que encontró las fuerzas para construir nuevas relaciones pacíficas con aquellos estados que ayer traían sufrimientos y muerte a nuestras tierras”.
“El recuerdo del heroísmo de los vencedores, su hazaña espiritual se conservará para siempre. Incluso aquí. En esta imagen conmovedora de madres e hijos de Leningrado, Khatyn, Babi Yar y decenas de miles de ciudades y pueblos soviéticos, destruidos y despoblados. Es importante para nosotros, los belarusos, que este monumento luctuoso guarde una parte de nuestra alma herida, el recuerdo de la tragedia de nuestro pueblo”, subrayó el estadista.
Aleksandr Lukashenko notó que hay miles y miles de monumentos en Rusia y Belarús. Y la inmensa mayoría de ellos están dedicados a los héroes del Ejército Rojo, partisanos – las personas, que defendieron su tierra con las armas en la mano en aquella época. Pero junto a esto, no se rindió todo el homenaje a los héroes la retaguardia. “Hablamos mucho de ello. Pero la mayoría de los monumentos a los que defendieron la Patria con las armas y pudieron defenderse. Y la grandeza de esta decisión es que rendimos homenaje a aquellas personas y niños de los que habló el Presidente de Rusia. Que no pudieron defenderse. Se les exprimió hasta la última gota de sangre para dársela a los soldados nazis. Posiblemente, tiene sentido que compensemos lo que quizá nos perdimos en la época soviética”.
El Presidente dio las gracias a Vladímir Putin, a todo el pueblo ruso y a los creadores del monumento. Se trata, en particular, de las autoridades de la provincia de Leningrado, la Sociedad Histórica Militar Rusa y el equipo del autor.
“¡Gracias de parte de todo el pueblo mártir belaruso! No podemos cambiar el pasado, pero podemos defender el futuro. Que este monumento preserve nuestra memoria histórica común, la hermandad de los pueblos y la fuerza de la inquebrantable unidad de las naciones que se unieron en la lucha contra el mal del mundo y lo vencieron. Esto es muy importante para nosotros hoy. ¡Paz, bondad y felicidad para todos ustedes!”, dijo el Presidente de Belarús.
Los Presidentes de Belarús y Rusia depositaron flores ante la Llama Eterna y recorrieron el complejo conmemorativo.
El monumento se erigió en la región de Gátchina de la provincia de Leningrado. Aquí, durante la guerra, estuvo el segundo límite de la fortificación del Ejército Rojo, que consistía en fortines de campo y de hormigón armado, trincheras y zanjas antitanque. Durante los años de ocupación, los territorios de la línea del frente más cercana fueron, literalmente, limpiados de civiles por los ocupantes, y esta tierra quemada es simbólicamente un lugar, detrás del cual sólo quedaba el último objetivo de Leningrado – las Colinas de Púlkovo.
Directamente en la región de Gátchina durante los años de ocupación hubo numerosos campos para prisioneros de guerra, así como campos de concentración para niños soviéticos, que fueron utilizados por los nazis como donantes de sangre para los soldados alemanes. Más de 8000 niños perecieron aquí.
El monumento conmemorativo se basa en una estela, en cuya cima hay una figura de mujer con niños, que recuerda la imagen de la Madre Patria, instalada en el Cementerio Piskarióvskoye.
La Llama Eterna está encendida a los pies del monumento. A su alrededor están esculpidos, en diferentes idiomas, los nombres de los campos de concentración y 150 composiciones escultóricas (bajorrelieves) basadas en historias de personas reales y fotografías. Se trata de figuras de civiles asesinados por los nazis. La estela está como cortada con alambre de espino – símbolo de la trágica muerte y circunstancias de la vida de los prisioneros.
El monumento será visible para todos aquellos que viajen a San Petersburgo – el Aeropuerto Internacional de Púlkovo está cerca.-0-
