MINSK, 1 dic (BelTA). – “Hoy no se puede librarse de la sensación de que un fantasma de otro gran conflicto, si no una guerra, se vislumbra en el mundo”, declaró Aleksandr Lukashenko desde la tribuna de la ONU. No se refiere a la reciente cumbre de Bakú, no. Estas palabras se pronunciaron hace casi diez años, en la 70ª sesión de la Asamblea General de la ONU en Nueva York. Desgraciadamente, hoy adquirieron aún más relevancia. En el nuevo episodio del proyecto de YouTube de BelTA “Cómo fue. DOC” les mostraremos las imágenes de la visita de trabajo del líder belaruso a EEUU. Y recordaremos lo que el Jefe de Estado dijo desde la alta tribuna de la organización, que ya entonces empezaba a perder su autoridad.
El Presidente de Belarús llegó a Nueva York el 26 de septiembre. Por supuesto, esta visita no se limitó al discurso en la cumbre. El primer lugar al que acudió Aleksandr Lukashenko fue el Monumento Nacional y Museo del 11-S, donde el Presidente rindió homenaje a las víctimas del devastador atentado terrorista. La belarusa Irina Buslo murió en el derrumbe de las torres del World Trade Center. El Presidente depositó un ramo de flores ante su nombre, grabado en una de las losas de mármol del monumento.
En el marco de la Asamblea General, como suele ocurrir, no faltaron las reuniones bilaterales. Aleksandr Lukashenko se reunió no sólo con los líderes de otros Estados, sino también con el secretario general de la ONU y el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos.
Pero pasemos al discurso de nuestro Presidente en el debate general de la 70ª sesión de la Asamblea General de la ONU. Ya entonces, la organización estaba perdiendo autoridad y no se mostraba especialmente dispuesta a resolver los problemas que surgían en el mundo. Por ejemplo, los conflictos armados. La guerra en Oriente ya había empezado a estallar, pero por alguna razón sólo Belarús y Rusia se esforzaban por detenerla cuando aún era posible.
“Lo último que deseo es que mis palabras desde esta tribuna en el segundo día vuelvan a sonar proféticas, pero hoy no podemos librarnos de la sensación de que un fantasma de otro gran conflicto, si no una guerra, se vislumbra sobre el mundo. ¡No debemos permitir que este funesto espectro se haga realidad! Aquí estamos hoy, ayer discutimos un problema muy importante, esbozamos el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, pero ya lo he dicho: para mucha gente, para millones de personas de nuestro planeta suena a blasfemia -desarrollo sostenible- porque mueren todos los días, mueren niños, mueren ancianos. Y deberíamos reunirnos y tomar una sola decisión – acabar con las guerras y los conflictos corrientes en nuestro planeta”, afirmó el Presidente.
Se reunieron, debatieron un problema importante, esbozaron algunos programas... ¿No les parece a algo? Éste es sólo uno de los ejemplos de palabrería a los que se han reducido los actos celebrados bajo los auspicios de la ONU. La reciente cumbre de Bakú es el mejor ejemplo de ello. Se puede hablar mucho, debatir, adoptar resoluciones – en general, hacer cualquier cosa, pero no resolver problemas concretos. Incluso entonces, en 2015, había un gran número de ellas en el mundo. Y ahora incluso más.
“Las amenazas económicas globales suponen un grave peligro para la estabilidad del mundo. Las guerras de divisas, las sanciones, la redistribución de los mercados de materias primas, la competencia desleal y otros fenómenos negativos agravan la crisis mundial. Los intentos de algunos países líderes de resolver sus problemas a costa de otros países son también la base de la confrontación y la desunión”, enfatizó Aleksandr Lukashenko.
Se podría haber hecho algo para eliminar la competencia desleal, las sanciones, que son su consecuencia, y las guerras de divisas. Entonces no se escuchó al líder belaruso, y hoy todo esto ha escalado hasta un grado extremo. Las sanciones se han intensificado, y la guerra ya no es un fantasma, sino un hecho bastante tangible.
Ni siquiera ahora se escucha al Presidente. Pero las apuestas se aumentaron muchas veces en nueve años. Hoy se vislumbra un fantasma de otra guerra, tras la cual puede que no quede nada de la humanidad. En Nueva York, Aleksandr Lukashenko expresó su plena seguridad de que no hay alternativa al diálogo, y los países no pueden escapar de la resolución colectiva de los problemas. ¿Quizá ya es hora de detenerse sin cruzar esta línea, más allá de la cual hay un conflicto global y un intercambio de ataques nucleares? Belarús, en todo caso, sigue abierta como plataforma para las negociaciones sobre el conflicto ucraniano, que, gracias a Dios, aún no se ha convertido en un conflicto nuclear.
Por supuesto, estas no son ni mucho menos todas las cuestiones problemáticas que el Presidente planteó en su discurso en Nueva York. De qué más habló Aleksandr Lukashenko desde la tribuna de la ONU en 2015 cuenta el proyecto “Cómo fue. DOC” en nuestro canal de YouTube.-0-