LA HABANA, 26 sep (BelTA - Prensa Latina). - Aunque hace hoy 62 años que el entonces Primer Ministro de Cuba hablo por primera vez en una Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York, sus palabras parecen haber sido dichas ahora mismo.
Porque la mayoría de los problemas expuestos por el líder de una Revolución que había llegado al poder apenas un año y nueve meses antes siguen marcando la cotidianidad del planeta.
En estos días, cuando los conflictos entre países parecen multiplicarse y el futuro de la humanidad pende de un delgado hilo que puede romperse definitivamente en cualquier momento, su defensa a la paz mundial, a los más desfavorecidos del planeta y al derecho de Cuba a disfrutar de su total soberanía recién conquistada, mantiene total vigencia.
Fidel Castro inició su discurso -de cuatro horas y media, uno de los más extensos que se recuerda todavía en los anales de la ONU-, asegurando que “nosotros vamos a hablar claro”, y de manera transparente expuso las líneas políticas de la Revolución cubana, mantenidas hasta hoy.
Sobre el tema de la paz, ampliamente expuesto por los mandatarios que lo precedieron en la tribuna, aseguró que “las guerras, desde el principio de la humanidad, han surgido, fundamentalmente, por una razón: el deseo de unos de despojar a otros de sus riquezas”.
Y subrayó: “¡Desaparezca la filosofía del despojo, y habrá desaparecido la filosofía de la guerra! ¡Desaparezcan las colonias, desaparezca la explotación de los países por los monopolios, y entonces la humanidad habrá alcanzado una verdadera etapa de progreso!”.
Llamó a “desenmascarar a los que negocian con la guerra, a los que se enriquecen con la guerra. Hay que abrirle los ojos al mundo, y enseñarle quiénes son los que negocian con el destino de la humanidad, los que negocian con el peligro de la guerra, sobre todo cuando la guerra puede ser tan espantosa que no queden esperanzas de liberación, de salvarse, al mundo.”
Al respecto aseguró que “los interesados en estar armados hasta los dientes son los que quieren mantener las colonias, los que quieren mantener sus monopolios, los que quieren conservar en sus manos el petróleo del Medio Oriente, los recursos naturales de América Latina, de Asia, de África; y que, para defenderlos, necesitan la fuerza”.
Su presencia en la ONU era el momento más oportuno para esclarecer al mundo sobre la realidad de la joven Revolución triunfante ante las campañas -que no han cesado hasta hoy- para desacreditarla, así como la denuncia de las constantes agresiones de Estados Unidos en su afán por mantener su dominio sobre la isla.
Buena parte de la intervención fue dedicada por al líder cubano a reseñar los históricos intereses de dominación de Washington así como las constantes agresiones a la isla desde el mismo momento del triunfo de la insurrección contra la tiranía de Fulgencio Batista (1952-1958) y las maniobras que luego resultarían en el bloqueo económico, comercial y financiero más largo de la historia.
En tal sentido Fidel Castro, vestido con el uniforme verde olivo que lo caracterizó, señaló que “se habla del deseo universal de paz, que es el deseo de todos los pueblos y, por tanto, el deseo también de nuestro pueblo, pero esa paz, que el mundo desea preservar, es la paz con que nosotros los cubanos no contamos desde hace rato”.
Y dijo más adelante : …“el gobierno de Estados Unidos se considera con el derecho de promover la subversión en nuestro país; el gobierno de Estados Unidos está promoviendo la organización de movimientos subversivos contra el gobierno revolucionario de Cuba y nosotros lo denunciamos aquí en esta Asamblea General”.
Palabras que suenan proféticas 62 años después, cuando el bloqueo llega a situaciones extremas y Washington busca cualquier vía para subvertir el modelo social cubano, a despecho de los reclamos de la comunidad internacional, que como cada año, en los próximos días se pronunciará contra esa política que viola los derechos humanos de toda una nación.