LA HABANA, 23 dic (BelTA - Prensa Latina) - El reconocido diseñador
cubano Salvador Fernández, falleció, repentinamente, a los 87 años de
edad, en esta capital, informó el Ballet Nacional de Cuba (BNC).
De larga trayectoria en diversas agrupaciones teatrales, Fernández ejerció la mayor parte de su labor en esta prestigiosa compañía, para la cual creó algunos de sus más elogiados trabajos.
Sobresalen los diseños para los ballets Giselle, La bella durmiente del bosque, La fille mal gardée, La viuda alegre, Don Quijote del que fue también autor del libreto–, y el icónico vestuario del ballet Carmen.
Nacido en La Habana el 10 de noviembre de 1937, cursó tres años de arquitectura en la Universidad de La Habana y luego, apasionado por el diseño escénico, se vinculó al Conjunto Dramático Nacional, la compañía Teatro Estudio y el Conjunto Folklórico Nacional.
En 1962 realizó estudios con los profesores checoslovacos Ladislav Vychodil y L. Purkyňova, y luego obtuvo una beca de diseño teatral que, entre 1964 y 1965, lo llevó a Praga y Bratislava.
Realizó diseños para alrededor de 300 títulos, tanto de danza como de teatro, ópera y cine, indica la nota del BNC.
Desde 1966 comenzó a trabajar de manera estable en el Ballet Nacional de Cuba y también fue profesor de Diseño en la Escuela Nacional de Teatro en su primera etapa y Profesor Titular Adjunto del Instituto Superior de Arte, hoy Universidad de las Artes, en La Habana.
Su texto «Apuntes sobre la historia del diseño en el ballet», ha sido utilizado como material docente durante varios años.
Por su amplia y exitosa labor, Salvador Fernández recibió, entre otros galardones, la Distinción por la Cultura Nacional en 1982; la Medalla Raúl Gómez García en 1985; y la Medalla al Mérito de la Unesco, en Brasil, en 1988.
También fue condecorado con la Medalla Alejo Carpentier, en 1999; y la Orden Félix Varela de primer grado, en 2004; ambas otorgadas por el Consejo de Estado de la República de Cuba.
También le fue entregado el Premio Anual del Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso, correspondiente a 2012.
Casado con la primera bailarina y maestra María Elena Llorente, fue una personalidad representativa en el trabajo de la compañía, donde también ocupó el puesto de subdirector técnico.
Resalta la nota que Salvador Fernández fue mucho más que un diseñador: fue un narrador visual que supo captar con exquisita sensibilidad el espíritu de cada coreografía.
«Sus diseños de vestuario y escenografía, caracterizados por la elegancia, el simbolismo y una notable atención al detalle, enriquecieron las grandes producciones de la compañía a la que dedicó su vida y que hoy le recuerda con respeto y admiración», concluye el comunicado del Ballet Nacional de Cuba.
De larga trayectoria en diversas agrupaciones teatrales, Fernández ejerció la mayor parte de su labor en esta prestigiosa compañía, para la cual creó algunos de sus más elogiados trabajos.
Sobresalen los diseños para los ballets Giselle, La bella durmiente del bosque, La fille mal gardée, La viuda alegre, Don Quijote del que fue también autor del libreto–, y el icónico vestuario del ballet Carmen.
Nacido en La Habana el 10 de noviembre de 1937, cursó tres años de arquitectura en la Universidad de La Habana y luego, apasionado por el diseño escénico, se vinculó al Conjunto Dramático Nacional, la compañía Teatro Estudio y el Conjunto Folklórico Nacional.
En 1962 realizó estudios con los profesores checoslovacos Ladislav Vychodil y L. Purkyňova, y luego obtuvo una beca de diseño teatral que, entre 1964 y 1965, lo llevó a Praga y Bratislava.
Realizó diseños para alrededor de 300 títulos, tanto de danza como de teatro, ópera y cine, indica la nota del BNC.
Desde 1966 comenzó a trabajar de manera estable en el Ballet Nacional de Cuba y también fue profesor de Diseño en la Escuela Nacional de Teatro en su primera etapa y Profesor Titular Adjunto del Instituto Superior de Arte, hoy Universidad de las Artes, en La Habana.
Su texto «Apuntes sobre la historia del diseño en el ballet», ha sido utilizado como material docente durante varios años.
Por su amplia y exitosa labor, Salvador Fernández recibió, entre otros galardones, la Distinción por la Cultura Nacional en 1982; la Medalla Raúl Gómez García en 1985; y la Medalla al Mérito de la Unesco, en Brasil, en 1988.
También fue condecorado con la Medalla Alejo Carpentier, en 1999; y la Orden Félix Varela de primer grado, en 2004; ambas otorgadas por el Consejo de Estado de la República de Cuba.
También le fue entregado el Premio Anual del Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso, correspondiente a 2012.
Casado con la primera bailarina y maestra María Elena Llorente, fue una personalidad representativa en el trabajo de la compañía, donde también ocupó el puesto de subdirector técnico.
Resalta la nota que Salvador Fernández fue mucho más que un diseñador: fue un narrador visual que supo captar con exquisita sensibilidad el espíritu de cada coreografía.
«Sus diseños de vestuario y escenografía, caracterizados por la elegancia, el simbolismo y una notable atención al detalle, enriquecieron las grandes producciones de la compañía a la que dedicó su vida y que hoy le recuerda con respeto y admiración», concluye el comunicado del Ballet Nacional de Cuba.