LA HABANA, 18 sep (Prensa Latina) - El Ministerio de Cultura de Cuba
homenajeó en esta capital a Viengsay Valdés, por sus 30 años de carrera
artística y su condición de figura sobresaliente del arte danzario y de
la Escuela cubana de Ballet.
En el acto, efectuado en el Memorial José Martí, el ministro de Cultura Alpidio Alonso entregó un hermoso cuadro del artista Sandro González a la agasajada, directora del Ballet Nacional de Cuba, y un ramo de rosas evocador de su elogiado rol de Kitri en el ballet Don Quijote, que le ha valido reconocimiento mundial.
La primera bailarina, quien debutó el 22 de septiembre de 1994 y ahora celebra sus «bodas de perla con la danza», según trascendió en la actividad, recibió otros reconocimientos del Consejo Nacional de Artes Escénicas y la Unión de Escritores y Artistas de Cuba.
Además de la Federación Estudiantil Universitaria, la Asociación Hermanos Saiz y el Instituto Cubano de la Música.
No faltó el agasajo del Teatro Nacional de Cuba, en cuyos escenarios Viengsay también ha protagonizado grandes funciones.
Otros obsequios se entregaron de parte del Instituto Superior de Arte, donde la homenajeada se graduó con honores, y de la Escuela Nacional de Ballet Fernando Alonso.
El regalo musical para la primera bailarina llegó de la mano del maestro del piano Frank Fernández y el violinista Irving Frontela.
Fernández dedicó a Viengsay dos reconocidos temas de amor en Cuba: La gran rebelión y Tierra brava; además le pidió en algún momento que le creara e interpretara con su talento una coreografía.
También le dedicaron piezas musicales la flautista Niurka González y la pianista Malva Rodríguez.
En las palabras de elogio, la investigadora Marilyn Garbey destacó la excelencia en la ejecución y la técnica danzaria de Viengsay, a tono con su nombre, que en laosiano significa victoria.
Celebró la dicha de ser testigo de la carrera profesional de una artista extraordinaria, dotada para el ballet clásico y los roles más contemporáneos.
Recordó que Viengsay asumió la dirección del Ballet Nacional de Cuba (BNC) con enorme responsabilidad, siguiendo el legado de maestros como Alicia Alonso, Alberto Alonso y Fernando Alonso.
Afirmó que ella también es una bailarina famosa, que con frecuencia la invitan a galas de estrellas y los más afamados intérpretes del mundo quieren acompañarla en escena.
La oradora recordó que también las mujeres han sido grandes protagonistas en el BNC, con la presencia de Alicia, las llamadas Cuatro Joyas, las Tres Gracias y otras que continúan su legado.
Y en esa ilustre lista, resaltó Garbey, se inscribe en letras mayúsculas el nombre de Viengsay Valdés.
Participaron en el homenaje destacados exponentes de la Cultura cubana, premios nacionales de la danza, colegas, amigos y condiscípulos de la festejada.
En el acto, efectuado en el Memorial José Martí, el ministro de Cultura Alpidio Alonso entregó un hermoso cuadro del artista Sandro González a la agasajada, directora del Ballet Nacional de Cuba, y un ramo de rosas evocador de su elogiado rol de Kitri en el ballet Don Quijote, que le ha valido reconocimiento mundial.
La primera bailarina, quien debutó el 22 de septiembre de 1994 y ahora celebra sus «bodas de perla con la danza», según trascendió en la actividad, recibió otros reconocimientos del Consejo Nacional de Artes Escénicas y la Unión de Escritores y Artistas de Cuba.
Además de la Federación Estudiantil Universitaria, la Asociación Hermanos Saiz y el Instituto Cubano de la Música.
No faltó el agasajo del Teatro Nacional de Cuba, en cuyos escenarios Viengsay también ha protagonizado grandes funciones.
Otros obsequios se entregaron de parte del Instituto Superior de Arte, donde la homenajeada se graduó con honores, y de la Escuela Nacional de Ballet Fernando Alonso.
El regalo musical para la primera bailarina llegó de la mano del maestro del piano Frank Fernández y el violinista Irving Frontela.
Fernández dedicó a Viengsay dos reconocidos temas de amor en Cuba: La gran rebelión y Tierra brava; además le pidió en algún momento que le creara e interpretara con su talento una coreografía.
También le dedicaron piezas musicales la flautista Niurka González y la pianista Malva Rodríguez.
En las palabras de elogio, la investigadora Marilyn Garbey destacó la excelencia en la ejecución y la técnica danzaria de Viengsay, a tono con su nombre, que en laosiano significa victoria.
Celebró la dicha de ser testigo de la carrera profesional de una artista extraordinaria, dotada para el ballet clásico y los roles más contemporáneos.
Recordó que Viengsay asumió la dirección del Ballet Nacional de Cuba (BNC) con enorme responsabilidad, siguiendo el legado de maestros como Alicia Alonso, Alberto Alonso y Fernando Alonso.
Afirmó que ella también es una bailarina famosa, que con frecuencia la invitan a galas de estrellas y los más afamados intérpretes del mundo quieren acompañarla en escena.
La oradora recordó que también las mujeres han sido grandes protagonistas en el BNC, con la presencia de Alicia, las llamadas Cuatro Joyas, las Tres Gracias y otras que continúan su legado.
Y en esa ilustre lista, resaltó Garbey, se inscribe en letras mayúsculas el nombre de Viengsay Valdés.
Participaron en el homenaje destacados exponentes de la Cultura cubana, premios nacionales de la danza, colegas, amigos y condiscípulos de la festejada.