CIUDAD DE GUATEMALA, 8 jul (BelTA - Prensa Latina) - Un viaje mágico,
fascinante, imprescindible, imperdible, introductorio, para adentrarse
en la rica historia y cultura de una extraordinaria civilización, con
solo llegar en la capital de Guatemala al Museo Nacional de Arte Maya
Arqueología y Etnología.
Un primer punto de referencias donde aparece pronto la grandeza de aquellos que hace más de tres mil años cimentaron las bases del invaluable linaje de riqueza que posee este país centroamericano.
Apenas comienza el recorrido sobresale el arte y la ciencia de ancestros que legaron rasgos clave de identidad, valores, tradiciones, mitos, leyendas, desde los primeros grupos de cazadores recolectores que ocuparon la región.
En cuatro mil 200 metros cuadrados, una colección de más de 30 mil objetos arqueológicos y 15 mil etnológicos se complementan con esculturas, pinturas, réplicas, modelos arquitectónicos, objetos cotidianos, gráficos y escenografías.
Ellos nos aproximan a los principales dioses mayas: Itzamná, el creador; Chaac, de la lluvia; YumKaax, de la naturaleza; HunabKu, el único; IxChel, de la medicina y el parto; KinichAhau, del sol; entre otros.
Impactan las enormes edificaciones, tronos, monumentos de los poderíos sagrados que rigieron en la ahora tierra del quetzal hasta los aún existentes y que explican un fenómeno multicultural impresionante.
Destacan los murales de San Bartolo, trajes, joyas de jade, oro y otras de especial valor, así como fotografías que narran el arribo de los extranjeros tehotihuacanos a Tikal, uno de los mayores centros urbanos de la civilización, que luego conquistaron.
Todas las obras, precisas y ordenadas, en medio de salas equipadas con la más alta tecnología, un guión interactivo y línea temática que muestra la diversidad de facetas de uno de los grupos de personas más enigmáticos del mundo.
Un primer punto de referencias donde aparece pronto la grandeza de aquellos que hace más de tres mil años cimentaron las bases del invaluable linaje de riqueza que posee este país centroamericano.
Apenas comienza el recorrido sobresale el arte y la ciencia de ancestros que legaron rasgos clave de identidad, valores, tradiciones, mitos, leyendas, desde los primeros grupos de cazadores recolectores que ocuparon la región.
En cuatro mil 200 metros cuadrados, una colección de más de 30 mil objetos arqueológicos y 15 mil etnológicos se complementan con esculturas, pinturas, réplicas, modelos arquitectónicos, objetos cotidianos, gráficos y escenografías.
Ellos nos aproximan a los principales dioses mayas: Itzamná, el creador; Chaac, de la lluvia; YumKaax, de la naturaleza; HunabKu, el único; IxChel, de la medicina y el parto; KinichAhau, del sol; entre otros.
Impactan las enormes edificaciones, tronos, monumentos de los poderíos sagrados que rigieron en la ahora tierra del quetzal hasta los aún existentes y que explican un fenómeno multicultural impresionante.
Destacan los murales de San Bartolo, trajes, joyas de jade, oro y otras de especial valor, así como fotografías que narran el arribo de los extranjeros tehotihuacanos a Tikal, uno de los mayores centros urbanos de la civilización, que luego conquistaron.
Todas las obras, precisas y ordenadas, en medio de salas equipadas con la más alta tecnología, un guión interactivo y línea temática que muestra la diversidad de facetas de uno de los grupos de personas más enigmáticos del mundo.