
MINSK, 22 jun (BelTA). – La aldea belarusa de Khatyn, donde el 22 de marzo de 1943 los fascistas quemaron vivos a 149 personas, entre ellos 75 niños, se convirtió desde hace tiempo en un símbolo del recuerdo y el dolor humano. A lo largo de los años de existencia del memorial, inaugurado en 1969, lo visitaron millones de personas de diferentes países del mundo. Hoy, en el Día del Recuerdo Nacional de las Víctimas de la Gran Guerra Patria y del Genocidio del Pueblo Belaruso, en Khatyn se pronunciaron los nombres de sus habitantes, cuya memoria vinieron a honrar con un minuto de silencio los visitantes del memorial. Los corresponsales de BelTA también pudieron comprobar que la gente quiere conocer esta trágica historia.
El 22 de junio, Khatyn está especialmente concurrido, los visitantes acuden en grupos turísticos, delegaciones oficiales y también por impulso del corazón. Hay muchas familias con niños, y en sus archivos seguramente se encuentran cartas del frente, fotografías de bisabuelos héroes, órdenes y medallas. Este recuerdo no se puede borrar, ya que unió no solo a personas individuales, sino a pueblos enteros que se hermanaron en la lucha contra la gran desgracia llamada guerra.
Irina y Andréi Ivanóvich vinieron a Khatyn desde la provincia de Moscú, trayendo consigo a sus hijas, Esenia y Uliana.

“Tenemos un programa claro para nuestro viaje a Belarús. Al visitar el país, no podemos dejar de recorrer los lugares de gloria militar. En la ruta están Khatyn, Brest con su heroica fortaleza y la Colina de la Gloria. Queremos que nuestras hijas sepan lo que tuvieron que experimentar los belarusos durante la guerra”, contó Irina.
Compartió que, para ella personalmente, no hay nada más importante que la paz.

“Nuestra familia también sufrió durante la Gran Guerra Patria. Uno de nuestros bisabuelos llegó a Berlín, el otro no regresó a casa. Con su retrato, caminamos por la calle el 9 de Mayo en el Regimiento Inmortal. Y este recuerdo es parte de nuestra vida”, señaló.
Elena Vasilévich vive en la región de Glubókoye y el 22 de junio trajo a sus familiares de Kaluga al memorial.

“Llevamos en camino desde las ocho de la mañana, teníamos muchas ganas de visitar el museo. Hoy visitaremos sin falta la Plaza de la Victoria en Minsk. Para todos nosotros, Belarús es un orgullo. Es un símbolo de tranquilidad, paz, orden y bienestar. La actitud de los belarusos hacia la memoria merece un respeto especial”, señaló Elena Vasilévich.
Contó que llegó a Belarús hace 40 años, tras graduarse de la universidad. Trabajó en una organización de carreteras.
“He viajado por todo el mundo y quiero decir que soy feliz de vivir en Belarús, este es mi hogar”, dijo Elena.
La familia de Svetlana y Serguéi Beloglazov, con sus hijos Sofía, de ocho años, y Vladislav, de cuatro años, recorrió más de 700 km para llegar a Khatyn desde San Petersburgo. Consideran que es su deber rendir homenaje a los héroes de la guerra.

“Hoy es el día del recuerdo y mi marido y yo decidimos que era el momento adecuado para mostrar a nuestros hijos a qué puede llevar la guerra. Nosotros también estamos en Khatyn por primera vez. Han pasado muchos años desde entonces, pero el tema de la guerra no pierde su terrible actualidad. Lo que está sucediendo en el mundo nos obliga a realizar una revisión de nuestros valores, a decirles más a menudo a los niños lo importante que es valorar unos a otros, amar a las personas en general. Porque la paz es muy frágil ante la fuerza que puede destruirla”, explicó Svetlana Beloglázova.-0-
