
MINSK, 18 nov (BelTA). – El 16 de noviembre, el avión de Belavia con los belarusos y sus familias evacuados de la Franja de Gaza aterrizó en Minsk. Los residentes locales califican de infierno lo que está ocurriendo allí. Las tensas relaciones palestino-israelíes se complicaron con el conflicto, que estalló a principios de octubre. Los civiles siguen siendo víctimas de todo tipo de ataques. Los supervivientes permanecieron en la Franja de Gaza sin agua, electricidad ni comunicaciones. Belarús no se mantuvo al margen de su desgracia: el Presidente dio instrucciones para evacuar a los ciudadanos belarusos y sus familias a nuestro país. El vuelo humanitario evacuó a 41 personas, la mitad de ellas eran niños. Entre los pasajeros estaban los familiares de Fariz Mahdi: su madre, su padre y sus dos hermanos menores. El 17 de noviembre por la mañana llegaron a Novopólotsk. Por la tarde, los representantes de la administración municipal y de organizaciones públicas se reunieron con los familiares.
Los esposos Mahdi y sus dos hijos se alojaron en el piso donde vive su hijo mayor Fariz, que trabaja de dentista en la policlínica local. Se reunió con los familiares en el aeropuerto de Minsk.
“Los recibí con las palabras: “Oh, queridos míos, vivos, venid a mí”, cuenta Fariz sus sentimientos de los primeros segundos del encuentro.
El 16 de noviembre por la tarde, Fariz supo que su familia había sido rescatada y estaba a bordo de un avión que volaba a Belarús. Llamaron al habitante de Novopólotsk y le explicaron cómo actuar. “Fue una sorpresa, no lo esperaba y no creía que hubiera ocurrido después de todo. Estaba muy feliz, inquieto, esperando el momento para verlos”, recuerda.
Los padres de Fariz son médicos. Se graduaron de la Universidad Médica de Vítebsk. Su padre es otorrinolaringólogo y su madre es ginecóloga. La familia de la belarusa y el palestino vivía en la Franja de Gaza durante 20 años. Hoy regresaron con sus hijos mediano y menor: Yusif tiene 21 años, Amir – 19.
“Mi Novopólotsk natal está limpia y ordenada, como es habitual en toda Belarús. La ciudad se urbanizó, hay muchos edificios de gran altura, supermercados, todo se mejoró. Hay una sensación de que este país tiene un padre de verdad que cuida de su familia”, comparte Tallina Mahdi sus primeras impresiones de su Novopólotsk natal. Lo principal es que hay paz y tranquilidad, añade su marido Nidal. “Siempre que venimos, en Belarús hay orden, calma y seguridad”, subraya el hombre.
La familia Mahdi experimentó un amplio abanico de emociones: desde el miedo abrumador y la conmoción bajo los bombardeos hasta la calma total en un país pacífico. Recientemente, fue bombardeado el hospital donde trabajaba Nidal.
“Dondequiera que estuvieras, la muerte podía alcanzarte: en casa, en la calle – en cualquier sitio. Desde el lugar de evacuación hasta el puesto de control – era un camino muy peligroso. En cualquier momento podría ocurrir un bombardeo, incluso en algún lugar cercano. Pero todo terminó, llegamos”, reflexiona el cabeza de familia.
Según él, en su ciudad natal la sensación de miedo no les abandonaba durante 40 días: “Los bombardeos no cesaban ni un solo segundo. Y no del tipo que oyes a lo lejos, sino cuando lanzan una bomba y todo a tu alrededor tiembla, todos los edificios. ¡Ocurría cada segundo. Los bombardeos se realizaban por encima de tu cabeza, volaban los drones. Y no entendías dónde iban a bombardear. Podrías estar a punto de morir en cualquier segundo. Venimos del infierno al paraíso”.
En estos momentos, toda la familia Mahdi está llena de los sentimientos contradictorios, comparte Tallina. “Por supuesto, hay alegría y desesperación a la vez. Y un corazón dolorido y herido permanece en nuestros pechos, porque los familiares, colegas y amigos se quedaron allí. El mundo perdió su rostro humano, en lugar de un corazón hay un bloque, y en lugar de un alma hay oscuridad. Lo que está ocurriendo ahora en Gaza da miedo. Mis colegas médicos demuestran allí tanto patriotismo y profesionalismo. Los israelíes advirtieron a todos que abandonaran el hospital, que lo bombardearían. Nuestro colega de 29 años no salió, dijo que no podía dejar a sus pacientes – bombardearon. Todos murieron”.
Mientras la familia estaba en la zona de conflicto, Fariz siguió lo que ocurría a través de las redes sociales y los medios de comunicación. Dice que al principio era posible ponerse en contacto con sus parientes más a menudo, pero cuando empezaron los intensos bombardeos, la comunicación comenzó a desaparecer. “En aproximadamente una semana estaba prácticamente nula, sólo se podía contactar una vez al día a través de SMS internacionales. Una llamada telefónica era una bendición, y la señal era intermitente”.
Ahora la familia Mahdi tendrá que resolver muchas cuestiones. Tienen alojamiento, pero ya en el aeropuerto se notaba que llevaban poco equipaje y no iban vestidos para el clima, señalaron en el Comité Ejecutivo de la ciudad de Novopólotsk. Los representantes de las organizaciones públicas aclararon inmediatamente las tallas para ofrecerles ropa y calzado adecuados. Tras la reunión, en la que se trataron todas las cuestiones urgentes, como la vivienda, la educación y el empleo, la familia acudió a la organización municipal de la Cruz Roja de Belarús, donde todos pudieron elegir ropa de abrigo.
“El plan es el siguiente: primero tienen que ir a la oficina de migración de Vítebsk. Entiendo que los llegados tienen la ciudadanía de la República de Belarús, pero estamos dispuestos a ayudarles. En nuestra organización central podrán recibir alimentos, productos de higiene, y en nuestra organización de la ciudad de Novopólotsk – ropa de abrigo, ropa de cama y otra ropa y zapatos”, explicó la presidenta de la filial de la ciudad de Novopólotsk de la Cruz Roja de Belarús, Olga Rogovskaya.
Si más adelante la familia de los médicos decide buscar trabajo en el hospital local o en otras instituciones sanitarias, se alegrarán de contar con tal personal altamente cualificado, aseguró Irina Shemenkova, jefa del Hospital Central de Novopólotsk. Lo primero y más importante es que los esposos tengan diplomas de la universidad de Vítebsk. Como su experiencia laboral se interrumpe precisamente en Belarús, tendrán que confirmar su diploma.
“Efectivamente, se trata de la familia de un dentista que lleva trabajando aquí varios años y goza de buena fama. Todos estábamos muy preocupados por él y su familia. Cuando empezaron todos estos acontecimientos, estuvimos dispuestos a prestar cualquier tipo de apoyo por nuestra parte. En cuanto a los colegas, si quieren, en nuestra institución (y no sólo la nuestra) hay empleos. El personal tampoco permanecerá indiferente, y creo que ayudaremos a recoger algunas cosas necesarias, tal vez proporcionemos ayuda material”, marcó Irina Shemenkova.
A la llegada, la familia dijo que no tenía ni idea de qué tipo de ayuda podría necesitar. Sólo están contentos de haber regresado vivos de la Franja de Gaza. Cada uno de ellos no deja de expresar su profundo reconocimiento al Presidente de Belarús, que encargó organizar un vuelo de evacuación, y a todos los especialistas.
“Un Jefe de Estado y una persona excelente, él hizo todo lo posible para que esto se llevara a cabo a un nivel profesional. Estoy muy agradecido a Aleksandr Grigórievich Lukashenko. Muchas gracias y una reverencia a todos los participantes: empleados del Ministerio de Emergencias, organismos estatales y organizaciones que intentan ayudarnos. Sinceramente, no esperábamos tal acogida. Ahora soy una de las personas más felices del mundo, porque el encuentro con los familiares es un acontecimiento muy importante, sobre todo cuando sabes que están en peligro. Espero que todo nos vaya bien en Belarús. Lo principal es que aquí no hay peligro, está tranquilo, y ya no habrá miedo de perder a ninguno de tus familiares”.
“Agradecemos a todo el personal y a los diplomáticos su ayuda durante la evacuación. Viajaron con nosotros, vigilando cada detalle para que estuviéramos bien y cómodos”, subrayó Nidal.
Por ahora, la familia no se atreve a hacer planes para el futuro: llevará tiempo. Como ellos mismos dicen, “sólo necesitamos recobrarnos”. Luego se decidirán en cuanto al trabajo del padre y la madre y los estudios de los hijos mediano y menor. Yusif estudiaba programación en una universidad local, Amir también está interesado en la informática. Belarús ayudará con estas y otras cuestiones. “Necesitamos al menos un mes para arreglar un poco la situación”, dice Tallina Mahdi.
Nidal añade inmediatamente: “Durante estos días nuestra vida se puso patas arriba. Perdimos muchas cosas allí: nuestra casa, nuestros trabajos, nuestra antigua vida”.
Nidal tiene una madre, hermanos, hermanas con hijos que se quedaron en la Franja de Gaza. “Por desgracia, no puedo hacer nada para ayudarles. Ahora sólo puedo salvar a esta pequeña parte de la familia. Los demás viven bajo los bombardeos. Intentaremos ponernos en contacto de alguna manera y asegurarnos de que están bien. No hablamos de que no tienen comida, agua o electricidad: queremos al menos asegurarnos de que están vivos”.-0-