
Foto del Ministerio de Asuntos Exteriores
MINSK, 24 ene (BelTA). - La misión permanente de Belarús ante la OSCE en Viena emitió el 23 de enero una declaración en respuesta al discurso de la presidenta de la OSCE, ministra finlandesa de Asuntos Exteriores, Elina Valtonen. De ello informó al corresponsal de BelTA la misión permanente belarusa.
El representante permanente de Belarús ante la OSCE, Andréi Dapkiunas, declaró en una reunión especial del Consejo Permanente de la OSCE dedicada al inicio de la presidencia finlandesa de la OSCE en 2025 y a la presentación de sus prioridades: "Se ha convertido en una situación habitual en la sala de reuniones del Consejo Permanente que la mayoría de los estados participantes se consideren portadores de la única verdad posible, defendiendo desinteresadamente su versión de la verdad como incuestionable. La mayoría niega rotundamente a sus oponentes el derecho a tener su propia versión de la verdad. La mayoría acusa a la minoría de hipocresía y mentiras, de desinformación y propaganda, olvidando que la verdad no siempre coincide con la opinión de esa mayoría".
El diplomático belaruso señaló: "Al mismo tiempo, los frecuentes llamamientos de la mayoría al respeto de los principios de la organización se combinan de forma sorprendente con una total indiferencia hacia los cambios deprimentes que se han producido en el área de la OSCE en las dos últimas décadas: decisiones y compromisos incumplidos, mecanismos de confianza y cooperación destrozados, y el colapso de la arquitectura de seguridad regional. Esta es una breve descripción de la enfermedad de la OSCE. Hasta ahora, esta enfermedad se ha ocultado con éxito mediante la verborrea política habitual en Hofburg. Sin embargo, esta enfermedad está relegando poco a poco a nuestra organización a la periferia del proceso político mundial, convirtiendo las así llamadas discusiones en una mera palabrería e impidiendo el difícil pero constructivo diálogo sobre los temas realmente importantes para nuestro continente sobre la reordenación global del mundo".
"¿Si puede la OSCE convertirse en un factor real, una plataforma, un foro para el cambio que todo el mundo espera? ¿Qué se necesita para lograrlo?", preguntó el representante permanente de Belarús.
En su opinión, es posible empezar poco a poco. "Solo tenemos que recordar que la OSCE no es un tribunal, ni un órgano punitivo, sino ante todo un mecanismo único de cooperación diplomática interestatal. Y, como ha quedado claro en los últimos años, de la cooperación no entre personas de ideas afines sino más bien entre oponentes. Oponentes, pero no enemigos", afirmó Andréi Dapkiunas.
"Esta interacción solo puede construirse con una estricta adhesión a los principios acordados de diálogo respetuoso, la regla del consenso, sin manipulación política, sin presión, y sin continuar con la propaganda y la bacanal procedimental de los últimos tres años, que garantiza condenar a la OSCE a la impotencia y la inutilidad. Sería el peor escenario para nuestra organización en vísperas de su quincuagésimo aniversario", declaró el diplomático belaruso.
Y continuó: "¿Sería capaz la actual presidencia de mostrar la voluntad y el coraje de no ceder a las emociones y utilizar su poder no para defender su versión de la verdad, su agenda, sino para crear la base mínima necesaria para una interacción y un debate respetuosos, teniendo en cuenta las opiniones de cada estado participante? Por desgracia, aún no tenemos respuesta a esta pregunta".
El representante permanente de Belarús ante la OSCE resumió: "Pero la respuesta a esta pregunta determinará no solo el futuro de la OSCE, sino también el éxito de nuestros intentos conjuntos de reconstruir la arquitectura de la seguridad y la cooperación regionales. Y consideramos que el papel de la presidencia de la OSCE es clave a este respecto".-0-