MOSCÚ, 16 sep (BelTA). – En los acontecimientos en Belarús se nota una huella occidental. Lo declaró el director del Servicio de Inteligencia Exterior (SVR) de la Federación de Rusia, Serguéi Narýshkin. El texto de su declaración lo presentó el servicio de prensa del SVR, reporta BelTA.
“En los acontecimientos en Belarús es evidente una huella occidental. Desde el principio las acciones de protesta de destacan por un carácter bien organizado y son coordinadas desde el exterior”, subrayó Serguéi Naryshkin.
Señaló que el Occidente había comenzado los preparativos de las protestas mucho antes de las elecciones en Belarús. “Según los datos del SVR, el papel clave en los acontecimientos actuales en Belarús lo juega los Estados Unidos. Aunque en el espacio público Washington se esfuerza por seguir a la sombra, una vez comenzadas las protestas los estadounidenses han multiplicado la financiación de las fuerzas antigubernamentales belarusas”, destacó Serguéi Naryshkin.
“En 2019 – a comienzos de 2020 los Estados Unidos dirigió mediante diversas organizaciones no gubernamentales cerca de 20 millones de dólares para la organización de manifestaciones antigubernamentales”, citó los datos el jefe del SVR.
Acorde con sus palabras, dicho dinero se gastó en la formación de la red de blogueros independientes y las cuentas de información en las redes sociales, la capacitación de activistas para la celebración de protestas. “Los más prometedores estudiaban en el extranjero, en particular, en Polonia, Lituania y Ucrania, les instruían los especialistas estadounidenses en “protestas no violentas”, resumió Serguéi Naryshkin.
Según los datos del jefe del SVR, los Estados Unidos patrocina a la excandidata a presidente Svetlana Tijanóvskaya y a otros activistas de la oposición promoviéndoles como “líderes populares”. “En contacto con los aliados europeos Washington insiste en que hace falta presionar más a Minsk para llamar a la administración legítima de Belarús a lanzar el diálogo con el así llamado consejo de coordinación”, destacó Serguéi Naryshkin. “Prácticamente se trata de un intento mal ocultado de organizar una revolución de colores más y un golpe anticonstitucional cuyas metas y tareas no tienen nada que ver con los intereses de los ciudadanos belarusos”, opinó.-0-
