MINSK, 23 feb (BelTA). - Las pretensiones del Occidente de desempeñar el papel de un supervisor internacional parecen una distracción de sus propios problemas, comentó el ministro de Asuntos Exteriores de Belarús, Vladímir Makéi, en el marco de su intervención en la 46ª sesión del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, celebrada hoy en Ginebra, según informa BelTA.
Con arreglo a las palabras de Vladímir Makéi, los belarusos pueden decir con orgullo que sus ciudades están entre las más seguras del mundo, que todos sus ciudadanos tienen la oportunidad de trabajar, tienen derecho a una pensión, a una educación gratuita y a uno de los sistemas de medicina gratuita más asequibles y eficaces del mundo.
"Belarús consiguió mantener todas las obligaciones sociales del Estado incluso durante la fase aguda de la pandemia de coronavirus, a pesar del escepticismo y las críticas de muchos países occidentales. Al mismo tiempo, su política de aislamiento total, sus medidas restrictivas y su proteccionismo absoluto durante este período pusieron de manifiesto problemas socioeconómicos y sociales sistémicos y condujeron a violaciones masivas de los derechos humanos de sus ciudadanos", dijo el jefe del Ministerio de Asuntos Exteriores.
El ministro llamó la atención sobre el hecho de que los disturbios callejeros en Bélgica, Alemania, España, Países Bajos, Polonia y Francia, acompañados de los excesos de los manifestantes y de la violencia policial, nunca abandonan las portadas de los medios de comunicación. "Por eso, las pretensiones de los países occidentales de desempeñar el papel de un inspector internacional y un mentor global para la realización de los derechos humanos en otros países parecen una táctica bien pensada para distraer de sus problemas", declaró Vladímir Makéi.
Señaló que se podrían enumerar durante horas las violaciones por parte de Polonia, Lituania, la República Checa y muchos otros países europeos de sus propios compromisos en materia de derechos humanos. "¿Por qué estos países se arrogan el derecho de estigmatizar y culpar a otros países? ¿Por qué llevan regularmente iniciativas al Consejo de Derechos Humanos sugiriendo que aborde los problemas en cualquier lugar que no sea el suyo? ¿O la actitud "palpitante" hacia los derechos de los inmigrantes en la UE es ampliamente respetada por la ONU? La situación de las minorías nacionales en Letonia, la expulsión de los gitanos en Francia, los neonazis en Estonia, la persecución por motivos políticos de periodistas y activistas cívicos de habla rusa en Lituania, etc. ¿Y nadie aquí en la ONU está preocupado por esto? ¿Por qué el Consejo de Derechos Humanos de la ONU no considera estas cuestiones?”, preguntó el diplomático.
Según él, cabe suponer que los recursos de la ONU son limitados para cubrir todos los estados a la vez. Pero entonces, ¿por qué invertir imprudentemente millones en mecanismos de país disfuncionales? "La respuesta es sencilla: los donantes occidentales siempre tendrán financiación para sus "proyectos", así como fondos para impulsar resoluciones en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU que les beneficien con fines políticos. Hay que poner fin a esta práctica perjudicial. Sugerimos que el Consejo de Derechos Humanos y la ONU en general vuelvan a un equilibrio geográfico y político, a la esencia del mandato de la organización, a una consideración justa y equitativa de las situaciones de derechos humanos en todo el mundo”, resaltó.
Este es el enfoque imparcial que la parte belarusa espera del Consejo de Derechos Humanos, que está obligado a considerar objetivamente los problemas de todos los países sin excepción. "Sólo este tipo de actitud justa nos permitirá restablecer la confianza en el trabajo del Consejo de Derechos Humanos y contribuirá a mejorar la situación de los derechos humanos en todo el mundo", concluyó Vladímir Makéi.-0-
