EL CAIRO, 27 nov (BelTA - Prensa Latina). - Las pirámides y la esfinge, símbolos de Egipto, cambiaron hoy su apariencia ocre, asociada a la arenisca del desierto, por el naranja en una jornada mundial de protesta contra la violencia de que son víctimas las mujeres.
Dicho flagelo constituye de por sí una grave violación de los derechos humanos y tiene repercusiones negativas tanto en el plano corporal como psicológico e incluso social, pues en muchos casos el fenómeno está asociado a obstáculos para la plena inserción de ese grupo poblacional dentro de sus sociedades, subrayó la activista egipcia, Maya Morsi.
Vestida de naranja la pirámide de Keops, única de las siete maravillas de la antigüedad que perdura, igual que sus vecinas Kefrén y Micerinos enviaron un mensaje en torno a la necesidad de reivindicar los derechos de las féminas y visibilizar sus logros más allá del milagro de la maternidad y la vida que les son inherentes.
Junto a tales construcciones, en su momento las mayores del orbe, la esfinge -cuerpo de león y cabeza de moza-, simboliza la fusión de la inteligencia, la feminidad y la fuerza.
Aunar esfuerzos en esta lucha, intensificar las campañas de sensibilización resultan imperativos para eliminar dicho mal y, en tanto, mitigar su impacto en ellas y la familia, insistió Morsi quien ocupa el cargo de directora del Consejo Nacional de Mujeres en Egipto.
La cruzada contra la violencia de género comenzó la víspera y durará hasta el 10 de diciembre, marcado como el Día Internacional de los Derechos Humanos.
En tiempos de la civilización faraónica, cuando fueron levantadas las pirámides, faraonas como Hatshepsut y Cleopatra gobernaron el vasto país y otras como Nefertiti asumieron un rol protagónico junto a los reyes de turno.
Según un estudio de la Organización Mundial de la Salud, citado por Ahram on line, el 70 por ciento de las mujeres experimentan cierto tipo de agresión física o sexual en algún momento de sus vidas, lo que constituye apenas una de las aristas de ese flagelo.
La Liga Árabe, cuya sede está en El Cairo, llamó igualmente a protegerlas, e hizo hincapié en la situación de las palestinas bajo la ocupación sionista, despojadas de sus viviendas y bienes, perjudicadas de forma directa por el largo conflicto israelo-palestino, que resisten los últimos desde hace unas seis décadas en total desventaja.
El panorama resulta aún más sombrío para aquellas privadas de su libertad en penales israelíes, denunció ese bloque de países en un comunicado difundido este jueves que recordó igualmente el daño causado a las refugiadas.
Pese al desarraigo impuesto por el desplazamiento forzado, las madres palestinas que integramos la diáspora sembramos el amor a la patria en el corazón de nuestros hijos y la añoranza por el retorno, comentó a Prensa Latina, Amal El-Agha.
