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23 Septiembre 2025, 11:30

Científicos argentinos descubren una nueva proteína que reduce el impacto de variaciones genéticas en plantas y humanos

Fotografía: AnnaStills / iStock
Fotografía: AnnaStills / iStock
MOSCÚ, 23 sep (BelTA - TV BRICS) - Un equipo de investigadores del CONICET, la Fundación Instituto Leloir (FIL) y la Universidad de Buenos Aires (UBA) descubrió una función inédita de la proteína PRMT5, presente en todos los organismos vivos. Según información de BRICSLat, socio de TV BRICS.

El hallazgo muestra que esta proteína no solo participa en el proceso de splicing, mecanismo por el cual un solo gen puede originar múltiples proteínas, sino que también actúa como un “amortiguador” que reduce el impacto de pequeñas variaciones genéticas dentro de las células.

Según Marcelo Yanovsky, codirector del estudio, este mecanismo permite que las especies mantengan características básicas a pesar de las diferencias genéticas. “Si la proteína PRMT5 no está presente, esas disparidades se maximizan, aun en ejemplares pertenecientes a una misma especie”, explicó el investigador del CONICET.

Los científicos comprobaron este efecto en la planta modelo Arabidopsis thaliana, donde la ausencia de PRMT5 generó diferencias fenotípicas marcadas entre cepas que, en condiciones normales, resultaban casi idénticas. Estos resultados, advierten los autores, podrían tener implicancias en humanos, ya que PRMT5 está involucrada en distintos tipos de cáncer.

Actualmente, varias terapias oncológicas buscan inhibir la función de PRMT5, aunque los especialistas sostienen que la respuesta puede variar entre pacientes. Comprender esta nueva función ayudaría a identificar mejor quiénes podrían beneficiarse de dichos tratamientos.

En el plano vegetal, inhibir PRMT5 también podría abrir la puerta a nuevas variedades con características útiles para enfrentar condiciones ambientales adversas como sequías o bajas temperaturas.

“PRMT5 permite que la vida tolere un cierto grado de ruido genético sin consecuencias negativas inmediatas”, destacó Ariel Chernomoretz, coautor del trabajo e investigador del CONICET y la UBA. El equipo confía en que este avance contribuya a nuevas estrategias tanto en biología vegetal como en medicina humana.
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